Saltar al contenido

A los profesores de Clásicas

Hay la misma
diferencia entre un sabio y un ignorante que entre un hombre vivo y un cadáver.
Aristóteles
Tengo imprecisas imágenes de mí y mis compañeras, de niñas,
sentadas por obligación en una silenciosa biblioteca. Las bocas se abrían una
tras otra esperando que pasara la tortura y yo no sé porque, como siempre en
estos recuerdos, llovía. La profesora nos había repartido un libro al azar y
teníamos una hora al día para acabarlo ¡en silencio!  El mío, lo recordaré siempre, era de un chaval al que le
encargaban hacer un trabajo sobre un tal Dante y una tal “La divina comedia”.
Lo acabé. Me picó la curiosidad. No sirvió para nada porque nunca he conseguido
pasar de párrafos sueltos del poema original, pero sí para que mi dispersa
mente infantil se fijara en él y apreciara la quietud de una sala de lectura. Luego
vinieron otros libros…He sido muy feliz leyendo.
Siempre me gustó la música. Un  día me apunté a solfeo y piano. No sirvió
para nada porque no logré superar el
segundo curso por falta de tiempo. Pero fue a raíz de intentar interpretar una
partitura de Bach que entendi como estaba escrita; las manos parecían hablarse
la una a la otra con sus notas, vislumbré esa finura casi matemática de su contrapunto y
me quedé prendada. Luego vinieron otros compositores… He llorado de
emoción oyendo la Pasión según San Mateo.
También me frieron a matemáticas; reconozco que me gustaban
bastante, me parecían un pasatiempo agradable; pero… esas integrales y
derivadas ¿Servían para algo? Ahora sé que escribo lo que escribo, de la forma
que lo hago, de una manera que no sería la misma sin ellas. He alucinado pensando
en el sentido de finito e infinito al mirar
un cielo estrellado.
Griego clásico no me tocaba; yo era de ciencias; y mi
aproximación fue posterior, a través del griego moderno y de mí cariño por ese
país. Aprender esa lengua no sirve de nada, pero no he tenido experiencia más
gratificante que la de poder hablar con los griegos en su idioma.
Sí estudié latín, como todos. Mi profesora fue muy mala, me
transmitió pocas cosas. Esas declinaciones aprendidas de memoria y esas frases
que había que leer al revés… no me decían nada. Pero en mi afán viajero y mi
necesidad, autoimpuesta, de intentar aprender algo de lo que se habla en los
países en los que he estado algún tiempo y comunicarme con la gente, me di
cuenta que de algo valían.
Cuanto más hubiera disfrutado si hubiera tenido un buen
maestro como los que se esconden detrás de los blogs que recomiendo a la
derecha y otros más que no conozco. Cómo el de Διδάσκαλος, que se esmera en que
sus alumnos se acerquen a la lengua y la cultura a través de comics y diversos
materiales didácticos divertidos.
De todas las cosas que he aprendido, son las que
aparentemente no tenían sentido, las que me han producido mayor placer, me han
hecho lo que soy y las que me convierten en un ser libre.
La incultura es la peor manera de esclavitud porque te ciega
muchos caminos y realidades posibles. Es el modo más rápido de convertirse
en un ciudadano “Epsilón” (palabra griega) del Mundo feliz de Huxley.
No entiendo como pueden concebir una enseñanza dirigida
exclusivamente a lo que “sirve para algo” cuando no sabemos, a priori, que es
lo que nos puede ser de provecho. Y lo que sirve ¿Quién lo decide?  Señor Wert 
si borra de un plumazo la enseñanza de clásicas, estará tirando a la
basura la formación de una generación de profesores que no solo enseñan lenguas
“muertas”, si no que levantan pasiones por la cultura humanista de la que
vinimos y de la que  nos alejamos a la
velocidad de la luz. No servirán para nada sus disciplinas, porque muy pocos de
estos alumnos se convertirán en filólogos
clásicos, pero sí que serán más cultos, más libres y más felices.
¿Es que acaso tienen miedo? Porque estoy segura de que si
esto tiene alguna solución; una  buena
solución; no vendrá de la mano de un simple político o un especializado economista; si no
de una visión más humana, más clásica. Se necesitará la mirada de un filósofo,
de un músico, de un artista, de un científico o de un lingüista. Se requeriran a
montones. Tendrán que estudiar en las catacumbas.
 La escuela de Atenas. Rafael Sanzio, 1512-1514

17 comentarios en «A los profesores de Clásicas»

  1. ¡Yes, very well, fandangoooo!!!
    Estudié latín en los curas cuatro años, y griego y latín en el instituto, ninguno de los dos me gustaba. Pero sí la literatura, la historia y la música griegas. Un día escuché a un cura, voz de tenor, recitar un poema en griego, del que no entendí ni papa, y yo, que empezaba a escribir ripios, supe qué era la poesía, ¡casi na!.

    ¿Porqué desaparecen las clásicas?,
    ya lo sabes:
    ¡porque estamos gobernados por zoquetes, palurdos e ladrones,
    botarates, garrulos e cabrones!

    Bre, skatá!!!…

    Besos y ánimos!

    1. Yo al pope lo escucho todos los domingos en Evgiros. Y te digo la verdad…le tiraría un zapato.
      A parte de bromas, esto me parece una salvajada, digna de un país que inventó la inquisición y al que le hubiera encantado participar en la quema de la biblioteca de Alejandría; que tampoco servía para nada.
      ¡El que quiera leer que se lo pague!
      gamotó

  2. Al ignorante se le manipula y se le embrutece echándole carnaza. Pan y circo. Un buen estofado requiere de su aprendizaje y su tiempo y el ignorante pasa a ser el cocinero de su propia realidad y eso les aterra. Hablas de música, ciencias, idiomas… Vamos a un mundo global frito a fronteras de intolerancia y fanatismo y así nos luce el pelo.
    Un besito
    Viriato

    1. ¿Sabes que los cientificos jovenes se están largando? Te lo puedes imaginar; pero no imaginas a donde van algunos …a Ecuador ¿? Parece el mundo al reves ¿No?
      La investigación en España esta retrocediendo a niveles de hace 10 años, pero si encima se van los jovenes más formados, el daño es incalculable. Y sabes que sé de lo que hablo porque aunque ya no estoy en ese mundo, conservo buenas amistades.

  3. Suscribo todo lo que dices, Ana. El objetivo de la educación debe ser formar ciudadanos críticos y responsables y no convertirse en una agencia de colocación. No sólo el griego, sino también otras asignaturas como la ética salen muy perjudicadas en la futura ley, donde prima un enfoque utilitarista de la educación.
    Pero los profesores de clásicas también debemos hacer autocrítica y no caer en la autocompasión. Hemos enseñado muy mal el latín y el griego, entre otras cosas porque a nosotros nos lo enseñaron muy mal. El latín y el griego son lenguas y hay que aprenderlas como tales, no como acertijos sólo descifrables por unos pocos iniciados. Desde hace unos años se está haciendo un esfuerzo muy meritorio de renovación pedagógica, precisamente desde los Institutos. Personalmente yo he aprendido y he disfrutado más en mis últimos años de experiencia docente que en todos los cursos que pasé en la Facultad. Sería una pena que todo este esfuerzo no sirviera para nada.
    Gracias por tu apoyo en defensa de las lenguas inmortales (me gusta decirle a mis alumnos que el latín y el griego no son lenguas muertas, sino lenguas inmortales).
    Saludos

    1. De acuerdo contigo Juanjocastro. No me llego a quejar de mis profesores, yo tampoco fui un alumno ejemplar. Pero, sin convertir la lengua en un argot para iniciados, ¿me concederías el valor de la intuición y de la poesía, poco más que el sonido y el "conceto" en las lenguas, buscando comunicarse que es el objetivo, aunque sea poco académicamente? Creo que renuncié a estudiar cualquier idioma, incluso el griego que es el que más me gusta, por ese rechazo al fiasco de un aprendizaje típico, y seguro que malo, a pesar de que, como tú, creo que el estudio es imprescindible para obordar los idiomas.
      Si me dejas sin ese consuelo, que no es jeroglífico, sino personal, emotivo, y empírico, me matas, compañero.
      Por otra parte, gracias a ti y a tus colegas por el compromiso con una causa condenada en un mundo furris como éste.

      ¡Anusca, que pasa con el blog, duermes con Dafní o qué!

      Salud a los dos.
      Ramiro.

  4. El problema no creo que haya sido una falta de interés por vuestra parte; me fijo en vuestros blogs; el problema es la incultura de quien nos gobierna y la falta de visión más allá de sus narices.
    El latín y el griego son inmortales y ellos, nuestros gobernantes, unos inmorales.

    Saludos y ánimos

  5. Hola Ana,

    te contaré (y espero no aburrirte) mi experiencia en el mundo clásico:
    Cuando elegí cursar el bachillerato de letras, no tenía ni idea qué era el griego y el latín; es más, mis primeras aproximaciones a estas lenguas no fueron muy positivas, suspendí los primeros exámenes, aunque la cosa mejoró, y mucho, con el paso de los días, sobre todo, en griego. La profesora de griego era muy salá, muy cariñosa, nos supo transmitir su amor al mundo clásico. Quizá por eso me interesó desde el principio más esta lengua. Al final, me decidí por la filología clásica, en contra de mis padres, profesores o amigos, que me veían como un 'bicho raro' estudiando algo 'raro'. La carrera me hizo mejor, aprendí mucho y el contacto con mi profesora del instituto aún continúa. Ya es una amiga más, con la que comparto metodología, dudas y talleres para 'motivar' a los alumnos que han cambiado y mucho desde que yo estudiaba.
    Hoy en día soy interina, he aprobado dos oposiciones pero sin plaza, aunque sigo teniendo la misma (o más) ilusión por enseñar y transmitir lo que creo.
    Hoy me decía un compañero que los de griego siempre estábamos reivindicando nuestros estudios, ya quisiera yo no hacerlo, pero no voy a permitir que 'jueguen' con algo sagrado para mí.
    Efectivamente, todo cuanto acontece en nuestra vida sirve para algo y nadie puede negar que el conocimiento, sea el que sea, nos hace libres y fuertes. Dejemos que cada uno, elija el camino que quiera.
    Estas 'lenguas muertas' (cómo odio esta palabra) siguen teniendo mucho que decirme…
    Un saludo y perdona mi extensión. Si visitas mi blog, podrás ver el evento 'Yo conozco mi herencia, ¿y tú?', por si te interesaría participar.

    Yasmina.

  6. Qué me vas a aburrir; por favor Yasmina, todo lo contrario.
    Cuando tengo que dar clases;relacionadas con la náutica; siempre me acuerdo de vosotros: ¿Como hacer que esto que no les interesa les atraiga?
    ¿Como haceis para que esas lenguas que nadie habla ya vuelvan a levantar pasiones? Solo alguien enamorado puede hacerlo.
    ¡Por supuesto que participo de tu inciativa!
    Por cierto ¿Por qué ha desaparecido tu blog de mi lista "Blogs sobre Grecia y su lengua"? Intento volver a ponerlo pero no sale¿¿¿???

  7. Hola, Ana:
    Acabo de descubrir tu blog gracias al grupo de FB de profesores de griego antiguo. Sé que llego tarde. Discúlpame. Acabo de lograr una plaza de profesor de lenguas clásicas por griego en Andalucía. Gracias por defender nuestro trabajo desde tu blog. En los últimos años estamos viendo cómo va desapareciendo la enseñanza del griego –el latín aguanta un poco mejor– en las aulas de bachillerato. Sociedad, políticos, padres, equipos directivos y hasta los propios compañeros docentes están obsesionados con que los niños tienen que aprender cosas «útiles» y que «sirvan para algo», y ahí, en ese mundo de utilitarismo y servilismo, no hay lugar para la lengua griega. Como tampoco lo hay para todas aquellas cosas, cuya razón de existir reside en ellas mismas, y no en servir a algo. Un martillo existe porque sirve para clavar puntillas, un vehículo para transportar viajeros o mercancía, un lápiz para escribir o dibujar, etc. Evidentemente, no tiene sentido discutir la importancia y la utilidad de todos estos objetos. Pero ello no debería empañar la mirada ni el entendimiento de un hombre (ἄνθρωπος) libre, porque las «cosas» más importantes que un hombre libre puede vivir o experimentar en su vida son precisamente aquellas que están libres de servidumbre, que existen por sí misma, y no porque sirvan para algo. Porque ¿para qué sirven un poema, la amistad, un beso, un abrazo, la música, un paseo por el bosque, una siesta en un sombrajo junto al mar, una buena y entretenida sobremesa, una caricia, amar…? Si materializamos y medimos todo bajo el prisma de la utilidad más prosaica, simplemente dejaremos de ser hombres libres para convertirnos en esclavos de lo útil. Y el único objetivo al que aspira un esclavo es la supervivencia. No sé si nos daremos cuenta a tiempo de que vamos por el camino equipado. Espero que sí. Por nuestros hijos. Por la especie. Un abrazo y gracias de nuevo.

  8. Hola Juanma:

    No había visto tu comentario, andaba navegando por Grecia.
    No hay de qué, no des las gracias. Las gracias os las merecéis vosotros por vuestra resistencia y empecinamiento en transmitir unas enseñanzas que muchos consideran que no sirven para nada. Normalmente las cosas más hermosas son las que aparentemente no sirven para nada.
    Un abrazo y buena suerte al iniciar tu aventura de profesor.

    Ana

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *