– Esos niños son unos malnacidos.
– ¿Por qué dices eso? Solo se están
bañando.
bañando.
– ¿Pero tu has visto donde se bañan?
¿No es increíble?
¿No es increíble?
Desde donde estábamos, al borde del
acantilado, eramos capaces de distinguir hasta la última piedra, el
mínimo pez o el alga más discreta. Los niños saltaban desde lo
alto de una roca, soltando unos tremendos alaridos.
acantilado, eramos capaces de distinguir hasta la última piedra, el
mínimo pez o el alga más discreta. Los niños saltaban desde lo
alto de una roca, soltando unos tremendos alaridos.
En griego μπλέ ( ble) quiere decir azul; azul sin más. Cuando hablan
de Γαλάζιο (galátzio)
se refieren al azul del mar, el azul del universo; al gran
azul. Y si dicen que una playa es Γαλανή
se están refiriendo a ese
color…absolutamente insoportable, en el que se estaban bañando
esos sinvergüenzas.
de Γαλάζιο (galátzio)
se refieren al azul del mar, el azul del universo; al gran
azul. Y si dicen que una playa es Γαλανή
se están refiriendo a ese
color…absolutamente insoportable, en el que se estaban bañando
esos sinvergüenzas.
Para ver bien la diferencia hay que venir a Amorgós. Este macizo
oscuro, dejado caer sobre el agua, divide el mar en dos; por un lado
es μπλέ y por el otro es Γαλάζιο,
Γαλανή, Γαλα…¡Ay madre! ¡Qué matices de azul!
Puedo imaginar a Luc Besson maravillado, cómo nosotros ahora,
decidiendo rodar aquí escenas de su “Le grand bleu”.
oscuro, dejado caer sobre el agua, divide el mar en dos; por un lado
es μπλέ y por el otro es Γαλάζιο,
Γαλανή, Γαλα…¡Ay madre! ¡Qué matices de azul!
Puedo imaginar a Luc Besson maravillado, cómo nosotros ahora,
decidiendo rodar aquí escenas de su “Le grand bleu”.
Ya nos lo decía la
Señora Vanguellió entre risas.
Señora Vanguellió entre risas.
– Si queréis ver el
Γαλανή tenéis
que ir al sur.
Γαλανή tenéis
que ir al sur.
– ¿Y en el norte?
– Ah el norte es otro
azul, otro μπλέ.
azul, otro μπλέ.
La señora se reía sin
parar mientras nos alquilaba una moto. Era la primera vez que lo
hacía.
parar mientras nos alquilaba una moto. Era la primera vez que lo
hacía.
– El negocio es de mi hijo,
pero ahora ha salido al calamar; andan todos revueltos con el
calamar.
pero ahora ha salido al calamar; andan todos revueltos con el
calamar.
– ¡Mira Katerina! Le estoy
alquilando una moto a unos extranjeros.- Le comentaba a su vecina.
alquilando una moto a unos extranjeros.- Le comentaba a su vecina.
– Bueno, pero hablan griego,
eso no tiene mérito.- Dijo Katerina restándole importancia.
eso no tiene mérito.- Dijo Katerina restándole importancia.
El hijo, el de los
calamares, llegó en el último instante cuando ya nos íbamos, muy
preocupado de que su madre lo hubiera hecho todo bien.
calamares, llegó en el último instante cuando ya nos íbamos, muy
preocupado de que su madre lo hubiera hecho todo bien.
– ¿Les has cobrado?
– Ja, ja. Sí. He alquilado
una moto…ja,ja. -Se partía de la risa.
una moto…ja,ja. -Se partía de la risa.
Entre el norte y el sur,
entre azules y azuletes, entre montañas negras e incalculables
ermitas, cómo siempre, de sopetón y sin preámbulos, al doblar una
curva; nos dimos de bruces con la Jora. Y cómo tantas otras veces,
me emocioné.
entre azules y azuletes, entre montañas negras e incalculables
ermitas, cómo siempre, de sopetón y sin preámbulos, al doblar una
curva; nos dimos de bruces con la Jora. Y cómo tantas otras veces,
me emocioné.
Hago un inciso para
los visitantes de estas islas que quieran hablar con propiedad. A
menudo, en guías turísticas y carteles aparece escrita la palabra
Chora, como traducción de Χώρα. No
es más que una transcripción fonética para que los turistas
angloparlantes puedan pronunciarla. Pero en boca española no suena
bien; es más, en nuestro idioma, empezando por cho solo se me
ocurren chorradas, chorizos, chotos o cho…chos. Nosotros tenemos la
autóctona “j”, un poco más fuerte que su “χ”,
pero que sirve perfectamente, pronunciada
con poco énfasis, para leer los carteles: Jora.
los visitantes de estas islas que quieran hablar con propiedad. A
menudo, en guías turísticas y carteles aparece escrita la palabra
Chora, como traducción de Χώρα. No
es más que una transcripción fonética para que los turistas
angloparlantes puedan pronunciarla. Pero en boca española no suena
bien; es más, en nuestro idioma, empezando por cho solo se me
ocurren chorradas, chorizos, chotos o cho…chos. Nosotros tenemos la
autóctona “j”, un poco más fuerte que su “χ”,
pero que sirve perfectamente, pronunciada
con poco énfasis, para leer los carteles: Jora.
Sería por el día
luminoso, o bien porque la Jora de Amorgós es deslumbrante; el caso
es que las gafas de sol eran escasas para tanta radiación. Uno acaba
mareado, engullido por el blanco, sin palabras y sin resuello; dando
vueltas al mismo punto sin saberlo. Y cómo no, hablando de la
arquitectura popular; de la de pocos medios y mucho desparpajo.
luminoso, o bien porque la Jora de Amorgós es deslumbrante; el caso
es que las gafas de sol eran escasas para tanta radiación. Uno acaba
mareado, engullido por el blanco, sin palabras y sin resuello; dando
vueltas al mismo punto sin saberlo. Y cómo no, hablando de la
arquitectura popular; de la de pocos medios y mucho desparpajo.
¿Has visto ese
embudo y esa tinaja?
embudo y esa tinaja?
¿Has visto esa
escalera que conduce directamente al cielo?
escalera que conduce directamente al cielo?
Y esta otra, que no
conduce a ningún sitio.
conduce a ningún sitio.
¿Como las de
Calatrava?
Calatrava?
En fin, déjalo
estar.
estar.
Creo que me hubiera
quedado un mes en Amorgós; o dos…o tres. Porque además Katápola,
su puerto; a diferencia de los puertos de otras Cícladas que solo
son un amasijo de tabernas, hoteles y taquillas de billetes de Ferry,
que han ido creciendo al compás de los tiempos; es un pueblo
independiente de la Jora, con su propia vida y su propia belleza.
quedado un mes en Amorgós; o dos…o tres. Porque además Katápola,
su puerto; a diferencia de los puertos de otras Cícladas que solo
son un amasijo de tabernas, hoteles y taquillas de billetes de Ferry,
que han ido creciendo al compás de los tiempos; es un pueblo
independiente de la Jora, con su propia vida y su propia belleza.
– Ah, ¿De España?
– Así es.
– ¡Bravo por España!
– ¿Por qué?
– Porque habéis
empezado a salir a la calle a protestar. No como nosotros que nos
hemos dejado hacer. Aunque Grecia, de este invierno no pasa;
revienta.
empezado a salir a la calle a protestar. No como nosotros que nos
hemos dejado hacer. Aunque Grecia, de este invierno no pasa;
revienta.
Yo me quedé un poco
desorientada.
desorientada.
– ¿Donde estamos? ¿Me
he perdido?
he perdido?
– En la Capitanía,
hablando con el policía de puerto ¿Qué te ocurre?
hablando con el policía de puerto ¿Qué te ocurre?
– Nada, solo quería
saber que no estoy soñando y estoy serena. ¿De verdad que es un
policía el que está hablando?
saber que no estoy soñando y estoy serena. ¿De verdad que es un
policía el que está hablando?
He entrado en la Wikipedia, y en la carta, como siempre que leo tus historias, y que interesante lo que cuenta de Amorgós, no es para un mes, es para comprarle la moto y no parar. Es genial la foto de la casa y el monasterio de Panaghia Chozoviotissa, debe ser la leche, parece una fortaleza. Por cierto; ¿Que es la Chora o Jora? Algo me he debido de perder leyendo.
Un besazo figurilla
Viriato
Una Jora es un pueblo que está alto, en las montañas y que es la capital de la isla. Normalmente solo se llaman Joras a los pueblos blancos de las Cícladas, el resto son Joriós.
El monasterio, un espectáculo.
Besos.
Vaya viaje, Ana, y qué bien lo cuentas. No es fácil transmitir con palabras el color y la luz del Egeo. Me muero de envidia, pero ya estoy esperando la próxima entrada sobre tu siguiente escala. Que lo disfrutes y nos lo sigas contando.
Saludos
Hola Juanjo. Creo que es uno de los mejores viajes por el Egeo que he hecho. El tiempo ha sido muy bueno y las islas están radiantes. Pero todo se acaba…hay que volver.
Un abrazo
Joer con las postalinas de Amorgós, yo también quiero ser un sinvergüenza, galaní y lefkó parakalóóó!! Ay
Más besos.
¡Toma y yo!
Muy bonita Amorgós, mu pero que mu bonita. Volveré; cómo a todas.
Besos
La idea de conocer las islas griegas me fascinaba desde siempre, por eso fue el lugar que escogi para realizar mi primer viaje con el libro de Kazantzakis siempre en la mochila. Contigo regreso de tanto en tanto y consigues que mi añoranza de volver aumente con cada parrafo… Saludos desde la casa del acantilado!!
Cuanto tiempo sin verte por aquí Argonáuta. No me extraña que la eches de menos.
Me alegro mucho de que mi blog te evoque buenos recuerdos.
Abrazos