Lo primero que viene a la cabeza es el tamaño; uf siempre con lo mismo; grandes ellos y pequeñas ellas. Pero es totalmente erróneo, pues en veleros diminutos se han hecho grandes navegaciones y por otro lado también hay barcas enormes y hasta barcazas. Lo segundo que se me ocurre es la capacidad de viajar grandes distancias y tener un espacio donde vivir bajo cubierta. Tampoco este punto está del todo claro, porque los ligeros balandros de competición no tienen ninguna habitabilidad y se consideran barcos. Posiblemente el hecho de llevar mástil y velas le asciende de categoría, como la sangre azul, y si los desarboláramos quedarían degradados de inmediato. Así que por un palito de diferencia, como el que cambia de la o a la a que escriben los párvulos, tiene una importancia crucial.
Un barco tiene derecho a múltiples nombres nobles y evocadores: goletas, bergantines, pailebotes, bricbarcas, fragatas, arrastreros, atuneros, cerqueros o portaviones. Pero la a de una barca a penas aspira a convertirse en –ita o –aza, o lo que es peor, rebajada a esquife, bote o patacha, por no envilecerla más, cómo patera desolada. Aunque hoy en día, en las revistas, también codician al glamour de ser lanchas veloces con rubias impensables de largas melenas voladas, alguna esperanza les queda.
Pero si hay un lugar donde una barca alcanza solemnidad y trascendencia es en Grecia. Una visita no es completa si no se acerca uno a un puerto de “barculas”, lindas, en fila, bailando al compás de las salidas y entradas de barcos de más importancia y enseñando sus proas descaradas con el emblema esculpido de su nombre; María, Katerina, Los dos hermanos, San Nicolás… Es todo un espectáculo y hasta la más modesta atrae al paseante por la fidelidad de su existencia. Si no las has visto, no has visto nada.
Hace ya años, estuvimos amarrados en Spetses frente a un astillero artesanal de barcas de madera. El nombre nunca lo podré olvidar: Basilis Delimitros. El maestro nos entretenía cepillando hermosos tablones enterizos y transformarlos en rodas y quillas poderosas en las que articulaba con precisión cuadernas y varengas para construir esqueletos prehistóricos.
Como desembarcábamos por su taller, a través de serrines, gubias y formones, con ese aroma emocionante que tiene la madera recién cepillada, podíamos observar la delicada metamorfosis de sus criaturas.
Tenía un gato rubio que atendía por Leónidas al que más de una vez estuvimos a punto de pisar porque se camuflaba entre las virutas, dejando a lo sumo asomar un bigote. Cuando Basilis terminaba una unidad, como un Gepeto con su hijo muñeco, le cincelaba un pez en la amura; y doy mi palabra de que cobraba vida. Lo más turbador es que posiblemente las naves aqueas que se fabricaron para viajar hacia Troya salían de un artista semejante.
Una gran intuición la mía, ya que algún tiempo después leí que en este mismo astillero, el maestro Delimitros había construido una replica del Argos, para Tim Severin, el aventurero-historiador que reprodujo el viaje de Jasón y los Argonáutas.
Pero aunque las barcas salían vivas y coleando de su taller, no es hasta más tarde cuando se le otorgaba su alma.
La relación de un barco con su armador es un compromiso muy serio en la que el hombre vela celosamente por el estado de su barco y así este le transportará sano y salvo por los mares procelosos. De esta manera, hay barcas a las que solo les falta hablar para que nos cuenten como son sus capitanes. Recuerdo una muy graciosa, cuyo armador debía ser antiguo marino de una compañía muy famosa en Grecia; había pintado su embarcación de la misma forma que un ferry y le había colocado hasta un simulacro de chimenea con la insignia de la naviera. Otras se llenan de puntillas, visillos, alfombras, ornamentos y tapetes; dando a entender que la esposa del armador también pone su granito de arena. Un puerto de barculas, es en el fondo un concurso de belleza en el que el visitante toma el papel de jurado al pasearse entre ellas eligiendo ¡mira esta! ¿Pues has visto aquella?
Y cuando zarpan son la gloria de los mares; arrancan con un estallido sordo que rompe el silencio de la noche y se alejan con el pedorreo de sus motores; lejos, siempre lejos; así rezan sus canciones. Si es de noche iluminan el horizonte como luciérnagas y cuando amanece quedan prendidas en el lienzo rosado del agua y cielo confundidos, para quebrar con su estela el espejo del mar a base de ondas y volutas. Y si es una barca egea y el boriás azota, la veras saltar sobre las cresta de las olas como un potro de colores, o balancearse como un columpio infantil, cuando al pairo, su capitán recoge las artes. ¡Aj, barcas!
Pero estas criaturas de madera van dejando paso al plástico globalizado y cuando una desaparece vienen a ocupar su lugar tristes engendros sin alma. Cuando un capitán fallece, lo normal es que saquen su barca del agua y que esta se quede como un cachorro sin amo, es tal el desamparo que dan ganas de llorar. En Evgiros ya han sacado dos y un tercer capitán de 88 años, me decía que si no le ayudaba su hijo o su nieto, él ya no podría tenerla bonita. Por eso, cuando veo a algún joven con una barcula, pintándola o mareándola me dan ganas de abrazarlo. Estas barcas tienen derechos iguales que si pudiera respirar o hablar; y si su capitán lo merece, harán cualquier cosa por él.
Así que he confeccionado este pequeño homenaje con música de Manos Hatzidakis, letra de Nikos Gastsos y voz de María Fanturi. ¡Que disfrutéis!
Με την Ελλἀδα Καραβοκὐρη
Στίχοι: Νίκος Γκάτσος
Μουσική: Μάνος Χατζιδάκις
Yo creo que todos los barcos acaban teniendo alma… incluso mi "velerito de plástico y fabricado en serie". Yo le hablo, y, aveces, me contesta…
Hola J.R:
Tienes razón, todos los barcos llevan parte nuestra con ellos, pero el caso del velero es muy particular, tu lo habitas y lo transformas; lo conviertes en algo singular. Una neumática o lancha de plástico, sin posibilidad de colorearla o adornarla, se convierte en un artilugio náutico sin más, yo no le encuentro el alma. Las barculas hablan por si solas.
Bienvenido al blog
Como soy un enamorado de Dandonaki, te dejo una de sus versiones, me parece más dulce y delicada. El "Agie Nikola", una oración, un ruego al fin, con esa orquestación espectacular detrás, y la voz demasiado impostada de Faraduri, no me gustan un pelo. No es por joder, pero Gatsos prefería a Dandonaki, no sé Manos, pero creo que también.
http://www.youtube.com/watch?v=uUj7VYgoLYo
Me ha gustado más tu vídeo de barkulas y el relato, "provocas rechinar de dientes/ y, como consecuencia, dentera./ Y en mí, lágrimas nostálgicas de la vieyera". Una gozada los puertines griegos todavía, makriá, polí makriá…
Angaliés!
A mi también me gusta más la versión de la Dandonaki pero ha sido un problema, no sé como llamarlo, de los tiempos estúpidos que vivimos, te explico:
como el montaje lo hacía yo debía usar una canción "legal", es decir que tuviera en mi casa; si le copio la música a un vídeo de youtube o similar, para luego montar yo el mío, inmediatamente, las mentes calvinistas y bien pensantes que velan por nuestra seguridad y bienestar, me mandan un correo prohibiendo el vídeo. Ya me han retirado varios, entre ellos un trozo de Zorba el griego que había grabado yo de la TV
Y aprovecho esta ocasión, sabiendo que nos están espiando, para mandarles a tomar por culo.
Gracias Ramiro por la oportunidad. Un abrazote
Gracias por tu comentario, de los barcos que conozco los mas impersonales son los dingis ,auxiliares, eso pensaba yo , hasta que fijándome bien en mi pueblo, el País Vasco , los marinos se los hacen con optimis viejos a los que por popa les ponen un remo y a base de ciar les lleva a la boya donde fondea el barco con el que salen a la Mar . Aquí se llaman Txintxorros y son preciosos, las conclusión es que es el marino el que da personalidad a cualquier artefacto flotante , siempre y cuando él sea un Navegante.
Has dado en el clavo; el marino. Pero esos Txintxorros de los que hablas son auténticos barcazos, no por humildes y modestos se deben menospreciar. De hecho cumplen con todos los atributos para tener corazón y respirar; recatados de la basura para seguir siendo útiles. Como diría Conrad, nadie más fiel y sensible que ellos.
Un abrazo Compay
Muxus. (Besos en euskera) y buenas proas.
Muxus. (Besos en euskera) y buenas proas.
Pues Muxus y Φιλάκια
Sí, a tomar pol culo y que les duela!
Ay que te has quedado descolgado. Sí, con un cactus.
Hola Anusca, para empezar me has colado cuatro Magas entre las "barculas", aunque bien pensado, está en su sitio, la Maga tiene alma femenina. Masculino o femenino, el medio que nos sustenta también anda liado con el género, El mar, La mar, y existen maravillosos veleros femeninos, por ejemplo las goletas, o la yolas, esos queches con la mesana pegada al culo, y cuantos barcos navegan con su popa adornada con nombre de mujer. Yo mismo le cambié el sexo a uno que tu bien conocías y siguió navegando altanero y feliz. Nunca me había planteado el sexo de los barcos. Siempre me ha dolido y me duele verlos pudriéndose abandonados en la arena, no importa el tamaño, razón social o credo, pero reconozco que si es un velero, se me estremece todo el cuerpo.
Besitos
Viriato
Ya avisaba de que no iban los tiros por el ala feminista, al fin y al cabo es una cuestión de lenguaje; los ingleses siempre hablan de barcos grandes en femenino.
Si se ha colado La Maga ha sido totalmente a propósito, porque es una barca y encima como es mía le he regalado el honor de salir entre barculas griegas, el mejor de los premios. No hay barcos/as miseros, si no armadores miserables.
Un abrazo, estremecio.
Como siempre, es un placer leerte.
Qué bien escribes y qué sensibilidad.
Gracias por regalarnos tus reflexiones, anécdotas y tu sabiduría
Un abrazo
ESTEBAN
Que ilusión el que te resulte un placer pasar por aquí. Pero no exageres que yo de sabia no tengo mucho, pero sí ganas de saberlo todo.
Otro abrazo fuerte para ti, Esteban
Hola Ana
Estoy con tu blog que tenia pendiente de lectura completa.
Hoy lo he acabado y comentarte que he disfrutado mucho con su lectura. Me encanta como describes esa Grecia que tanto me atraia de las lecturas de Conrad Lorentz en "mi familia y otros animales" y que tantisimo me gusto cuando estuve allí hace unos 15 años.
Gracias por esa capacidad de transmitir.
Respecto del tema de si los barcos tienen alma, yo creo que no la tienen propia, que tienen la capacidad de reflejar la tuya y de absorver parte de ella, porque si todos tienen alma, ¿por que no la sentimos en otros barcos? Hay barcos en los que entras y no te dicen nada, y otros que nada pisar su cubierta ya te están transmitiendo sensaciones.
Otra cosa es el cariño que les tomamos cuando los cuidamos, los modificamos y los mantenemos, pasan a ser parte de la familia, son uno mas de ella.
De hecho, yo no veo capaz de vender mi Ansils para cambiarme a otro mas grande
un abrazo
Hola Mafin, bienvenido a esta tertulia.
Estoy que no quepo en la silla de tus halagos y de que hayas sido capaz de leerlo todo. Veo que eres amante de la zona.
Esta claro que "alma" solo tiene lo que nosotros queramos que tenga, empezando por nosotros mismos; porque está por demostrar que esos 21 gramos dichosos; los que dicen que pesa; sean realidad o invención para intentar darle explicación a la existencia. Pero, lo que si está claro es que los barcos se acompañan de todo un mundo de fabula y superstición muy especial; le damos nombres, los bautizamos con madrinas (botamos), les ponemos una moneda bajo el mástil (la moneda de Caronte para el viaje al Hades) y hasta antiguamente se se les dotaba de mascarón para que les protegiera de espíritus y males. Es decir llevan adjunta toda una mitología e intimidad; es difícil imaginarlos como seres inanimados. Yo sí que noto su espíritu cuando me subo a ellos, aunque no sean míos y vividos. Hay algunos que hasta sueltan lamentos.
En todo caso, intento ser una persona racionalista, por mi formación científica, pero con los barcos patino. Y esto de alguna manera me ayuda a sobrevivir.
Disculpa si te corrijo, " Mi familia y otros animales" es de Gerald Durrel; a mi también me gustó muchísimo la trilogía.
Un abrazo
Hola Ana
Perdon por el patinazo, soy un desastre con los nombre. Konrad escribe sobre animales tambien, pero sobre su conducta.
Tienes toda la razon. Es un trilogía divertidisima que describe una Grecia encantadora y que yo creia desaparecida, pero que veo en tu blog que sigue viva.
un abrazo
Tranquilo, que los lapsus son muy frecuentes en todos.
Esa Grecia sigue viva, aunque en algunos casos haya que buscarla más allá de los turistas sonrosados que habitan en hoteles, ven Delfos y el Partenon y no se enteran de nada. Pero si te emperras un poco la encuentras enseguida. Claro que en la época de los Durell Corfú debía ser el paraíso terrenal.
Un abrazo