Saltar al contenido

Continente

El inicio del viaje

Siempre dije que Trizonia era el inicio de todos mis viajes. Esa isla minúscula, imperceptible en el mapa, con nombre de grillo, tiene tan buenas historias escondidas, que me dan la entrada y el tono para empezar a viajar. La Trizonia que quiso comprar Onassis y no pudo, la del heroico club de yates deLeer más »El inicio del viaje

Los osos y las cerezas

En un lugar de Grecia, de cuyo nombre no quiero acordarme, había una pequeña plaza con un gran árbol que daba sombra a todas sus esquinas. Cuando entramos en aquella población, sentí un cosquilleo especial que subía por mis piernas pasando por el corazón y llegando hasta la cabeza; supe al instante que debíamos quedarnos.Leer más »Los osos y las cerezas

El faro y el sol quieto

Hay una urgente necesidad, llegadas estas fechas, de ralentizar el paso del tiempo, de soñar con momentos pasados, rememorando felicidades que se escurrieron como el jabón, de dejar la última hoja del calendario sin arrancar y colgando de su clavo para siempre. Los griegos llaman ηλιοστάσιο al solsticio; la parada del sol. Los latinos optamosLeer más »El faro y el sol quieto

Una noche en el teatro

Comenzaba a encenderse la noche caliente a vaharadas de aire chamuscado y nubes rojas. Corríamos veloces por las carreteras entre las lagunas, perfiladas por los cañizos. Y corrían paralelas las garzas, como papelillos blancos lanzados al viento en una boda; se reflejaban en los líquidos espejos y se multiplicaban hasta el infinito en las ondasLeer más »Una noche en el teatro

Un hombre tranquilo

Un hombre iba y venía por el paseo de Preveza, indiferente a los aspersores de los jardines que lo empapaban sin remedio. Movía los pedales de su bicicleta al ritmo las manecillas de un reloj. Se deslizaba tan lento que desafiaba todas las leyes del equilibrio, como un funambulísta a baja altura ¿Cómo no seLeer más »Un hombre tranquilo