En el equinoccio los días son iguales a las noches. Hay dos al año, uno triste o de final, el de otoño, y uno glorioso o de resurrección, el de primavera. Sabemos que las mareas son más vivas en la cercanía de dichos equinoccios y en concreto en la luna llena posterior; en las sicigias máximas; cuando la luna y el sol están en συζυγία; en conjunción. El Mediterráneo no tiene grandes mareas, pero si fenómenos de corrientes y subidas de nivel en ciertos puertos asociadas con ellas que traen como consecuencia afloramiento de plancton en la superficie y cambios en el ciclo vital de los seres marinos.
Estamos en Pascua, un momento de ritos sagrados; ritos relacionados con el renacimiento y la vida, con la llegada de las flores que rendirán sus frutos, con el nacimiento de nuevos animales; con poder despojarse del frio y triste letargo invernal. Estas liturgias han ido pasando de unas culturas a otras hasta llegar a nuestros días, en que conmemoramos la Pascua de resurrección en el primer plenilunio tras el equinoccio de primavera; pero que son tan antiguas como el hombre. El ejemplo más representativo, signo inmediato y universal de nacimiento, es el huevo de Pascua.
Varios milenios antes de nuestra era, en las culturas mediterráneas, al principio de la primavera se hacía una fiesta de una semana de duración, en la primera luna llena tras el equinoccio, por el “paso” del invierno a la primavera. En estas fiestas se comía pan sin levadura y se realizaban danzas “laberínticas”. Según el historiador y novelista Robert Graves, en “Los mitos griegos” (1955), el laberinto del Minotauro, en Cnosos, no era un verdadero laberinto con paredes, sino que era un dibujo en mosaico sobre un pavimento como un patrón de la danza ritual cretense. En Egipto, por ejemplo, administraban una especie de hostia sacramental, mediante la cual se recibía a la diosa Isis dentro del propio cuerpo. El Pesaj, la pascua de los judíos, tuvo otro significado especial ya que marca el éxodo de la población de Egipto alrededor de 1250 aC, donde fueron encarcelados por los faraones.
Cuenta la mitología griega que Perséfone, una joven doncella, fue raptada por Hades, el dios de los muertos. Su madre, Demeter, diosa de la Tierra, cegada por el dolor de la pérdida, permite que el invierno y la muerte asolen los campos. Zeus, preocupado, deja regresar a Perséfone y volver con su madre, pero Hades la engaña haciéndole comer seis granos de granada. Nadie que haya comido o bebido del submundo puede escapar; deberá volver a él durante seis meses cada año; los del otoño y el invierno. Su vuelta anual al mundo de los vivos, su resurrección, en primavera, produce tanta alegría a su madre que la Tierra florece una vez más.
Los misterios de Eleusis, fueron durante más de un milenio un símbolo espiritual de este renacimiento primaveral en Grecia. Se realizaba diversas ceremonias y entre ellas la del pan kykeón (una suerte de “hostia” si levadura) y del vino. Este sacramento teofágico (del griego zeós: ‘dios’ y fagós: ‘comer’) producía el éxtasis y la revelación. Algunos investigadores creen que el trigo y la cebada podrían haber sido parasitados por el cornezuelo del centeno que contiene alcaloides precursores del LSD y que por lo tanto es posible que los iniciantes, sensibilizados por su ayuno y preparados por las ceremonias previas, fueran conducidos por los efectos de una potente poción psicoactiva a estados hipersensoriales; aunque creo que el misticismo colectivo no requiere necesariamente drogas alucinógenas para, digámoslo vulgarmente, flipar.
Para los seguidores, este renacimiento cíclico, acompañado de la renovación estacional de los frutos de la tierra, encarnaba la promesa de la resurrección de los muertos. Los ritos anuales tenían lugar en Atenas durante cinco días de cada primavera. Se sabe que en el siglo II de nuestra era todavía acudían unas 3000 personas a las fiestas de Eleusis.
Entre las personas que participaron en estos misterios iniciáticos se encontraban hombres de la talla de Sófocles, Píndaro, Platón, Aristóteles, Marco Aurelio y Cicerón. Cito a este último.
“Los misterios nos dieron la vida, el alimento; enseñaron a las sociedades la costumbre y la ley, enseñaron a los humanos a vivir como humanos”.
Las religiones dominantes, otra vez más, superpusieron sus ceremonias a las ya existentes para luego declararlas paganas. Es posible que ahora, los sagrados Mercados, decidan instaurar alguna festividad por estas fechas.
Os dejo con un momento electrizante y psicotrópico de la Consagración de la Primavera de Stravinsky; es un ensayo de Dudamel con la Sinfónica Simon Bolivar. Lo siento, no me he podido contener.
¡No me extraña!, supongo que lo dices por la música.
Y lo rico que está el pan de centeno, si está bien cocidín, y bien negro, quién se lo diría a nuestros padres y abuelos en los años del hambre…
Yo no sé cómo solucionan ese problema del parásito del centeno, porque yo lo sigo viendo alguna vez en el cereal. Estoy convencido que más de uno, sobre todo cuando se cocía el pan en los pueblos con el grano de casa, no hace tanto, alguno flipó por soleares sin saber muy bien de dónde había salido aquel vino…, y algunas apariciones marianas a pastorcillos otro tanto. Pero es cierto que no se necesitan drogas para la alucinación, el éxtasis colectivo y hasta el mal rollo, es como la risa, el bostezo o las ganas de mear que le entra a todo el mundo de golpe cuando sólo hay un retrete, magia simpática, digo, no sé…
Besos, Ana.
A mi me encanta el pan de centeno; en Grecia lo venden en muchas panaderías, pan ψικαλεο. Pero nunca he experimentado ninguna "emoción especial" al comerlo. Estará descontaminado, una pena.
Inducir al flipe es muy de las religiones, si no dime de donde viene lo del incienso de las iglesias.
Efectivamente no siempre hacen falta psicotrópicos para alcanzar otros estadios de conciencia. Los druidas de un extremo de la Eurasia, los mantras de por en medio en la península indostaní o la meditación zen del otro extremo, sin pasar a otros continentes, usaban y usan de diversas técnicas para elevar o someter el discernimiento de sus semejantes.
Estaba el otro día yo en una clase de yoga (ahora me ha dado por ahí) y cuando ejercitamos uno de estos mantras un escalofrío me recorrió la espalda: me vinieron a la memoria límbica los rezos del rosario a los que me llevaba obligado mi madre cuando era un enano y quería copular con la tierra (esto último lo desarrollo otro día), cosa que a ella no le parecía nada bien.
El caso es que de las hermosas y sugestivas tradiciones paganas que tan bien nos describe Ana a las castrantes y represoras disciplinas católicas hay un abismo, aunque utilicen el mismo fundamento.
Respecto a los mercados, Ana, ni eso. Son mucho más prosaicos en su negocio. Mira, si no, el Beteta quejándose del cafelito y el periódico en aras de la productividad. Es que no se cortan, es que ya ¡nos están tocando bien y a dos manos… los… las esencias!.
Lo de copular con la tierra es grandioso, Jesús, nos lo tienes que contar. ¡Ardo en deseos!
¿Era con alguna tierra especial o con todo el globo terraqueo? Ja,ja
A mí, como buen gallego, me encanta el pan de centeno (lo desayuno y ceno todos los días) y todavía no me ha dado por flipar, será porque de serie tengo la cabeza hecha pájaros, y lo de Hernandez, no sé por qué te alucina, nació imbuido por la personalidad de la madre de Perséfone y después de tres padres nuestros le entran ganas De-meter.
Besitos
Viriato
Cesitar, el chiste de De-meter siempre quedará en mi recuerdo. Imborrable.
Y cuando te vea te lo voy a recordar a tí.
Por cierto, la Consagración de la Primavera de Stravinsky sublime, junto con el artículo.
Otro besito
Viriato
Y el Dudamel …te cagas.
Sí, sí… ¡Y tanto que nos hemos cruzado en pleno equinoccio!
Creo que ambos podemos pedir un deseo, ¿no?
Filiá!
Claro que sí. Algo así como que cambie toda esta pesadilla que ensombrece la cuenca Mediterránea ¿Te parece?
πολλές ανκγαλιές
¿Era en Novecento donde se follaban a la tierra literalmente? Eso es poesía de la experiencia!
Filiá!
No me acuerdo de eso. Y mira que me gusta el Betolucci. Pues supongo que por ahí van los tiros del Lunero.
¡Lunero que se te ve el plumero!
Desde luego estamos brillantes en chistes y poesías.
Un abrazo megálo.
Como sigamos así, Hernandez no nos desarrolla su copular terráqueo y yo ardo en deseos (esto parece un blog porno) por enterarme de todos los detalles. Jesusito la has armado más gorda que el Rey en Botsuana. No nos dejes más tiempo en ascuas y cuéntanoslo.
Un besito
Viriato
Necesita unos cuantos rones y eso de…"cinco minutos y cierro"
Venga Jesús, que paga la casa, explicate.