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El faro y el sol quieto

Hay una urgente necesidad, llegadas estas fechas, de ralentizar el paso del tiempo, de soñar con momentos pasados, rememorando felicidades que se escurrieron como el jabón, de dejar la última hoja del calendario sin arrancar y colgando de su clavo para siempre.

Los griegos llaman ηλιοστάσιο al solsticio; la parada del sol. Los latinos optamos por una equivalente solución, el sol sistere, el momento cuando el sol se queda quieto; quieto en la misma posición, para posar frente a un pintor universal. El jueves lo hizo otra vez, a las 17:28 y duró solo un instante infinitesimal que siguió a la noche más larga. Se detuvo, como un pestañeo imperceptible de su pupila roja y caliente; cuando abrió los ojos de nuevo todo había cambiado, era momento de empezar a tomar altura, a entibiar nuestra existencia e iluminar el renacimiento que tiene lugar en la tierra desde hace millones de años.

Aunque esto no es del todo cierto ya que la órbita de la Tierra alrededor del Sol es elíptica y el eje de la Tierra está inclinado en una dirección que nada tiene que ver con el eje de la primera, así que el sol culmina a una misma altura durante algunos días. Pero sin que la ciencia nos agüe nuestras ansias románticas, aprovechemos el momento para detenernos nosotros y desear, que eso es gratis todavía, lo mejor para la ascensión del rey. Como decía Camus en “El verano”, deseemos un verano invencible.

El mundo empezaba allí cada día con una luz siempre nueva. ¡Oh, luz!, ese es el grito de todos los personajes enfrentados, en el drama antiguo, a su destino. Ese último recurso era también el nuestro y ahora yo lo sabía. En mitad del invierno aprendía por fin que había en mí un verano invencible.
A. Camus

Creo que la única manera de anestesiarnos y hacernos creer la ilusión de que el tiempo se detiene es situarnos frente a algo que repita sus movimientos, siempre los mismos, hasta el infinito, como si no hubiera más esencia en el universo que el ir y venir de un péndulo o un bailarín que girara con igual velocidad perpetuamente; pero sin ninguna intención de contar, solo de danzar sin futuro. Pero eso sería monótono. Si hay algo que da quietud y sosiego, sin ser tedioso, es la contemplación de un faro. La misma cadencia, el mismo parpadeo de su foco de salvación o maldición, el mismo ir y venir del mar a sus pies. El paso impenitente de los barcos hacia un lado y hacia otro; sus naufragios y batallas. La sucesión sin descanso de temporales y calmas, de nortes y sures, de ocasos y amaneceres, de fríos y calores. Solo se trata de una hipnosis sin fundamento, que alivia, pero no cura, que nos hace estirar el instante como una malla elástica, para reconfortarnos y abrazarnos.

 

 

Por cierto, que la palabra «faro» proviene del topónimo de la isla de Pháros, situada en la bahía de Alejandría, en la que se levantaba el legendario Faro. Pero hoy me gustaría evocar otro faro, también remoto, pero en pleno funcionamiento: el faro del cabo Maleas, Καβομαλιάς. Situado en el extremo sudeste del Peloponeso, constituye un paso importante para el tráfico marítimo, es el punto de inflexión para los buques que viran al norte en demanda del Egeo y mar Negro, por un lado, y del Mediterráneo occidental y el Atlántico, por otro. Una retahíla inagotable de naves cargadas de hombres y mercancías, que no descansan un instante frente a su autoridad luminosa.

El escritor y marino Andreas Karkabitsas, decía que “los temporales del cabo Maleas no los causan los vientos, sino los fantasmas”. Los sepultados bajo sus aguas, los piratas y forajidos escondidos en sus cuevas, los eremitas cazadores de soledad, los monjes del pequeño monasterio de Santo Tomás, blanco y amable, como el pan entre las rocas negras.

Desde aquí, o desde allí, sentada y contemplando el infinito os deseo: Feliz ηλιοστάσιο a todos.

 Σταμάτησε του ρολογιού τους δείκτες
Μελίνα Κανά

Σταμάτησε του ρολογιού τους δείκτες
τώρα που είμαστε αγκαλιά.
Πάρε τις πίκρες, τις πίκρες μου και ρίχ’ τες
στο βράχο του κάβο Μαλιά, καλέ μου,
στο βράχο του κάβο Μαλιά.

Σταμάτησε του ρολογιού τους δείκτες
τώρα που είμαστε αγκαλιά,
και τις βαθιές λαβωματιές σου δείχ’ τες
να σ’ τις γιατρέψω με φιλιά, καλέ μου,
να σ’ τις γιατρέψω με φιλιά.

Σταμάτησε του ρολογιού τους δείχτες
και τίποτα να μη μου πεις.
Πέρασα χίλιες, χίλιες άδειες νύχτες,
νύχτες που πρόσμενα να `ρθεις, καλέ μου,
νύχτες που πρόσμενα να `ρθεις.

Para las agujas del reloj.
Melina Kana

Pára las agujas del reloj
ahora que estamos abrazados.
Coge las amarguras, mis amarguras y tíralas
en los bajos del Cabo Maleas, querido mío,
en los bajos del Cabo Maleas.

Pára las agujas del reloj
ahora que estamos abrazados.
Y muestra tus heridas más profundas
para que las cure con besos, querido mío,
para que las cure con besos.

Pára las agujas del reloj
y no digas nada.
Pasé miles, miles de noches vacías,
noches en las que esperaba tu regreso, querido mío,
noches en las que esperaba tu regreso.

14 comentarios en «El faro y el sol quieto»

  1. Hola Anuska, bendito solsticio, ya era hora, empiezo estar hasta las narices de días fríos y noches largas. Y lo que te queda pensarás. Sí, aún me queda “mili”, pero se acabaron las cuestas arriba de poca luz camino de las sombras. Hora en hora, como el péndulo, o igual que tu faro repite sin cesar su movimiento, los días se irán alargando, el sol calentará mi espalda e iré despertando hacia la primavera donde me esperarán navegaciones placenteras.
    A qué se nota que me gusta el puñetero invierno?
    Espero que paséis unas fiestas muy felices, y que el año entrante nos traiga muchos momentos para estar juntos y tomarnos todos esos vinos que nos prometemos en este blog.
    Un millón de besos
    Viriato

    1. Bon Nadal per a tu també i que el 2018, en un Mediterrani lluminós, ens trobi en alguna illa.
      Καλή χρονιά γεμάτο περιπέτιες και γνώσεις …

  2. Dies Solis invicti, el día del Sol invicto lo llamaban los romanos y celebraban el lento renacer de la naturaleza. A continuación venían las Saturnalia, en las que se invertían los papeles, los amos servían a los esclavos y se intercambiaban regalos. Las costumbres y las religiones cambian, pero el deseo de festejar con las personas queridas el comienzo de un nuevo ciclo de la naturaleza permanece.
    Fausta Saturnalia. Καλά Χριστούγεννα. Felices fiestas.

    1. Me encanta eso del sol victorioso, la victoria sobre la oscuridad. También me gusta el Ηλιοβασιλεμα de Grecia, la coronación del sol cada tarde cuando se esconde. Son momentos especiales, por eso viene a cuento desear lo mejor para todos, en especial para la pobre naturaleza que más que renacer la tenemos de enferma crónica. Esperemos que alguien tenga sentido común en el ciclo que comienza.

      Un abrazo Καλά Χριστουγεννα και καλή χρονιά.

  3. Hola Ana, viendo ahora como el sol se esconde no dejo de pensar que el tiempo corre y corre. Y en esa carrera deja rastros de una batalla que en un principio imaginábamos de otra forma.
    Pero como siempre, poco a poco, cuando el sol vuelva a calentar nos creeremos más fuertes e invencibles ante el devenir y con la luz como aliada zarparemos de nuevo en busca de nuevos puertos.

    Mucha felicidad y suerte!

    1. Eso es lo importante, el seguir teniendo deseos de comenzar viajes y aventuras; es la forma de mantenernos vivos y saludables. Igual hago alguna presentación del libro por tu tierra, ya te avisaré y nos damos un abrazo.
      Boas festas

  4. Hola Ana desde un soleado primero de enero mallorquín!
    Sólo te quiero comentar que estoy enfrascado en la lectura de «Corazón de Ulises». de Javier Reverte que estoy disfrutando enormemente y cuyo amor a Grecia, a su mitología y al mediterráneo me recuerdan muchas veces a lo que escribes en tu blog.
    Que sigas tan bien y que el nuevo año os traiga más viajes hacia oriente y ventura.
    Paul

    1. Hola Paul. Yo leí hace tiempo el corazón de Ulises y me gustó, me alegra que te recuerde a mi blog.
      Eso espero del nuevo año, que nos traigan viajes llenos de aventuras y nuevos conocimientos.

      Un abrazo a los dos

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