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El telescopio de Constantina

La sonrisa de Constantina no es algo a
lo que una se pueda acostumbrar; ni resistir. Por las mañanas,
cuando oigo su “Hola” sé que algo serio va a pasar y que yo,
como Carroll, dejaré que esta Alicia atraviese mi espejo todas las
veces que quiera.
Me gusta y le gusta que le enseñe
palabras en español que ella repite como un loro:
– Buenos días Constantina ¿Cómo
estás?
– Buenos días ¿Cómo estás?
– No; tú tienes que decir : Bien ¿Y tú?
– Tú- tienes- que- decir- bien-y-tú.
Tú- tienes- que- decir- bien-y-tú. Tú- tienes- que- decir-
bien-y-tú. Tú- tienes- que- decir- bien-y-tú…tu…tu
Y así se queda toda la mañana hasta
que su increíble gata Bela; que no sonríe como el gato de Cheshire,
pero que sí, como él, deja en el aire una sonrisa sin gato; viene a
hacernos monadas y nos lleva directamente al país de las maravillas.
Este verano tenía planeado, en los
pocos días de ocio que se me presentaban, observar las estrellas que
tanto me gustan, la luna, cuando fuera llena, los planetas o
cualquier cosa que se me pusiera a tiro, para olvidarme de todo y
sorprenderme una vez más de lo insignificantes que somos, frente a
un firmamento inacabable, con un telescopio patatero que me habían
regalado. Pero llegó ella con su “Hola” y su sonrisa luminosa y
me pregunto:
– ¿Un telescopio?
– Un telescopio.
– Uaaa, ¡Que bonito!
Solo tuvo que decirlo tres veces, con
su mirada irresistible; se lo regalé.
– ¡TENGO UN TELESCOOOPIOOO!- Bramó por
todo el pueblo. Bela saltaba detrás.
Al día siguiente, un trasiego de
amiguetes venía a contemplar ese artefacto; aunque como para todo
niño de 7 años, la contemplación durase unos pocos minutos, para
salir despavoridos hacia nuevas y más emocionantes aventuras.
– ¡HEMOS VISTO UN TELESCOPIOOO!
El padre de Constantina nos dio las
gracias.
– Mira que si Constantina se convierte en
astrónoma.
– O en astronauta. Todo es posible; es
bastante lista.
– Sí lo es, pero el futuro está muy
negro ¿Qué país va a quedar para ellos? -Tras unos tensos
momentos de amargo silencio explotó.- Estoy pensando en irme a
Australia a buscar trabajo pero no es fácil para mí; no soy muy
joven, no sé inglés, no puedo dejar a la familia y me piden 40.000€
de depósito en un banco si llego sin contrato laboral.
Constantina pasó por allí corriendo,
congelando las palabras de su padre. Pensé en lo difícil que debe
ser tener una hija así y aguantar las ganas de coger una pistola
para atracar un banco. El pareció leerme el pensamiento.
– No me educaron para robar, solo sé
trabajar. Nuestros padres emigraron para darnos de comer, ahora nos
toca a nosotros. Quien sabe si nuestros hijos podrán disfrutar de
Grecia.
Imagen obtenida de Theprisma.com
– Mira, ven Constantina. Tienes que mirar
por aquí y hacer así y así con esta rueda. Sí, así, muy bien.
Tienes que mirar muy lejos, mas allá de Europa y de la tierra.
Tienes que ver a través de estos espejos. Ya sé que se ve todo del reves; no importa. Tienes que conseguir ver
las estrellas.
– Ver-las-estrellas, ver-las-estrellas,
ver-las estreeeellaaaas,

13 comentarios en «El telescopio de Constantina»

  1. Astronóma o astronauta, todo es posible si la ilusión y el empeño no se empaña con la dureza que nos rodea.Bonita Constantina y bonito tu relato, lleno de vivencias de todos los que estamos cerca, reimos y lloramos, bajo ese inmenso firmamento, lleno de cometas, ja, ja, ja. Besos a todos, A, J, C,V, C, C y Bela

    1. Dependiendo para quien, en las manos de un niño (y algun chino no tan niño) un cometa es algo insignificante. Tendrías que quitarle el telescopio a Constantina y encima saber que y cuando mirar. Una cometa es mas asequible.
      De mi vida, ahora te escribo desde Samil, pasando unos días junto a mi madre, viendo llegar al rutinario invierno, aspero, frio y desesperante, igual que el padre de Constantina y con ganas de veros, hay mucho que contaros y muchos besos guardados que pesan en el zurrón. ¿Como esta mi Jesusin?
      Otro bico

  2. Contastina y sus amigas debieron flipar. Nosotros también hemos flipado en Cerdeña. No había cometas, solo patitos de plástico de muchos colores, yates plateados o dorados,…y mucha tristeza en la costa, toda devorada por apartamentos, coches,… y nosotros también formando parte de ese ambiente. Qué triste!
    Un besito

  3. Estarán ahora viendo el segundo Panselinos de agosto, tal vez escuchando lejos la nisiótika, mientras sus mayores comen sardeles o gavros y beben krasaki lefkó o mia bira pagomena…, ¡aggg, manoula múúúúu!!!
    Por el este verán de madrugada a Afrodita resplandeciente y a Orión cercano…
    Muy guapa historia, Ana.
    Filakia!

    1. Gracias, Ana, aquí estaré leyéndote, eres una amiga para mí y espero veros más pronto que tarde. Nos rajamos por pereza, sobre todo mía que era quien debía conducir, ya te conté.
      Felices vacaciones ahora en el Egeo y buenos vientos, comidinas y otras delicias.
      Tuvimos una noticia muy triste desde Asturias, y ya sabes cómo lo están pasando los griegos, hasta incendios hubo en el pueblo, y las gallinas no ponían…, aún así pude engordar cuatro kilos!

      Más besos y que no falte la salud.

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