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La isla cuentacuentos

Trizonia es una isla chismosa, siempre que pasamos por ella me cuchichea historietas y cotilleos al oído para que no pase de largo y le preste la atención merecida por otras islas de más renombre, me invita a que aguarde la noche para oír el canto de los grillos, των τριζονιών,  de donde dicen proviene su nombre. A mí me gusta escucharla y bañarme en sus playas negras, o en sus playas doradas, o en la arena roja de Agios Nikolaos, el pequeño islote que cierra su bahía, con el sol de la tarde. Las olas que llegan a la costa hacen brillar sus arenas con mil matices de sangre y salen a la luz unos pequeños guijarros verdes como esmeraldas, especialmente puestos allí para llamar la atención y que te quedes un rato sentada en la orilla amasando un tesoro.

Foto de mi amiga María

Trizonia fue un lazareto durante la dominación turca hasta que en 1821 pasó a manos de Alí Pachá. El ancestro de toda su actual población fue el Señor Stamatogianis, un griego que se trasladó a vivir a la isla junto con los pocos pastores que mantenían aquí sus rebaños. Debió de ser muy prolífico el tal Stamatogianis ya que Trizonia llego a  tener 100 familias en 1928. Se volvió a despoblar en la década de los 40 debido a la hambruna y la emigración y hoy apenas quedan 30 habitantes autóctonos en invierno; la isla se mantiene con el turismo que recibe en verano, con los olivos y las viñas que sobreviven y con unos pocos navegantes que recalan con sus barcos en espera de mejores vientos en su tránsito del Jónico al Egeo y viceversa. La isla queda unida al continente; distante apenas 500 metros;  por tres barquitas que van y vienen sin descanso trayendo turistas, llevando pescado, llevando turistas, trayendo pan; una línea que mantienen los propios habitantes y sospecho que sin ninguna subvención estatal, de esa forma tan autogestionaria que tienen los griegos para sobrevivir a su orografía y a sus perpetuos malos tiempos.

Cuando Onassis decidió comprarse una isla como su rival Niarkos, dicen que eligió Trizonia. Allí se le veía llegar muchas veces con su yate, el Cristina, o con su helicóptero, para parlamentar con los propietarios de las tierras, pero hubo una resistencia popular, el magnate desistió y lo intentó con  Skorpios, donde solo habitaban cabras; un poco más fácil convencerlas. Son duros estos grillos cantores. En la misma Agios Nikolaos un cartel advierte de que el islote pertenece a una familia desde tiempos inmemoriales y que se prohíbe pernoctar en ella. Apenas una casa en ruinas, que seguro antaño vivió tiempos de esplendor y una iglesia blanquísima y azulísima dan el toque de color a la arena roja y a los pinos apretados que se inclinan hacia el este dejando bien claro cuáles son los vientos dominantes. Todo absolutamente inmaculado.

La situación de Trizonia, a la entrada del golfo de Corinto, y la seguridad de su puerto natural siempre la hizo muy popular entre la náutica de recreo. La historia de Lizzie y el antiguo Yatch club de Trizonia, de final un poco triste, ya la he contado en otra ocasión; podéis leerla aquí. Pero nadie se explica muy bien qué sentido tuvo la construcción de una marina desproporcionada en esta isla pequeña hace ya más de 15 años. En ninguna cabeza bien pensante cabía la idea de que alguien quisiera dejar su barco en una isla a la que solo se accede en una barca y cuyas comunicaciones con Atenas son más difíciles que el viaje de Jasón y los argonautas. Pero el pelotazo es el pelotazo y a los habitantes se les vendió que sería su prosperidad. La obra nunca se terminó y hoy, abandonada, permanece en un limbo legal en el que nadie la puede explotar. Los muelles se han ido llenando de barcos que la gente deja o deserta y que por supuesto no crean la más mínima riqueza. Cuentan que un día, hace más de 7 años, llegó una familia alemana en su velero, amarró, se bajaron con sus maletas y nunca más se les ha vuelto a ver. Hay incluso un barco hundido en medio de la dársena, impidiendo el paso, y hasta que se solucionen los problemas reglamentarios de propiedad nadie en el pueblo lo puede tocar. Me sabe mal decirlo pero a mí me produce sosiego verlo siempre ahí, viaje tras viaje, con sus mástiles saliendo del agua como las velas de una tarta de cumpleaños, siempre el mismo, con una quietud y una ilusión de que las cosas no cambian con los años; sobre todo para aquellos que venimos de países donde cuando vuelves es irreconocible hasta la puerta de tu casa.

Veo llegar la barquita por la mañana repleta de familias con niños cargados de cubitos y flotadores. La chiquillería se sube al techo de la barca y dan unos brincos que deben de estar atronando al patrón, pero nadie se inmuta, todos se alegran en la playa al verlos llegar y hacen gestos con las manos. ¡Qué felicidad! En mi país ya hubiera llegado la benemérita del mar que, por su seguridad, claro, les estaría poniendo una buena papeleta por llevar a los niños sueltos ¿Y dónde está el jefe de máquinas? Es obligatorio. Tiene usted caducado el curso de operador del sistema mundial de socorro y seguridad en el mar ¿Y el certificado de desratización? ¿Dónde está la taquilla para expedir los billetes? ¿Cómo? ¿Qué no tiene? ¿Y los aseos para minusválidos? ¿Y el botiquín contra picaduras de animales ponzoñosos? Ajá, conque no lleva usted pasarela de desembarque homologada e instalada por un instalador competente; ya veo, ya veo…Dejeme ver su titulo, si es tan amable.

Trizonia siempre fue de alguna forma el inicio de mis viajes.

12 comentarios en «La isla cuentacuentos»

  1. ¡Hala! Ya me has vuelto a tocar Trizonia. Como con Venecia, cuando nos íbamos acercando, estaba acongojado (que no acojonado) pensando… ¿Sera tan bonita como dicen? ¿No me pasará como tantas veces, que las expectativas no me dejan ver el bosque? Porque no fuisteis solo vosotros los que nos aconsejasteis que paráramos, varias personas en Denia nos la habían puesto por las nubes. Se entiende que Onassis le echara el ojo. Cuando las tensiones de este mi Madrid me desvelan por la noche, muchas veces me imagino con mi Viriato pasando una buena invernada en Trizonia. Tendría que superar la mala leche de la tendera, pero habituado a mis marujas; que quieres que te diga… ¡ambrosía!
    Besitos
    Viriato

  2. Trizonia, como he dicho, solo es el inicio del viaje, porque es obligatoria la parada si navegas hacia Corinto; ahora ya estamos en las Cícladas. La señora no tiene mala leche, el otro día estuve hablando con ella y es muy simpática, solo es una señora mayor abrumada por los turistas que van siempre con prisas; eso sí, vaya precios que tiene la Doña; una cerveza 1,3 pavos.

    Unos vinos a tu salud

  3. Nada que decir sobre tu entrada. Solo escribo para decirte que, aunque no opine, sigo leyéndote cada entrada y disfrutándolas ademas de seguir anotando todos esos sitios de los que hablas para, algún día, visitarlos en mi barco. Un saludo bien afectuoso.
    Ángel

    1. Tranquilo Angel, uno escribe cuando puede, cuando quiere o cuando se siente inspirado, nunca por obligación. Yo también me he enterado de que has hecho un viajecito muy interesante; seguiremos tus correrias gallegas.

      Un abrazote

  4. Yo creo que no era ni jurel, solo pez frito. La taberna sigue, un poco más mona que cuando la conociste. Tengo un caparazón de tortuga para tí; tranquila, lo encontré en el fondo del mar; pero es muy fragil, no sé si llegará sano y salvo a Valencia.

    Un besazo

    1. ¿No vinisteis este año por fin? No estoy muy al día ya que hace tiempo que no puedo leer los blogs de amigos más que por encima.
      Bueno, Trizonia solo tiene sentido si te diriges a Corinto para pasar el canal, en cualquier otro caso queda un poco a desmano.

      Un saludo a tí tambien

    2. Zarpamos demasiado tarde y Eolo no estaba de nuestra parte, yo no tenía intención de gastar un montón de litros de diesel, por otro lado tuvimos una avería de motor que seguimos arrastrando desde hace tres meses y que espero solucionar en breve.

      Seguro que coincidimos en algún momento y algún lugar…

      Javi – Miss Regina

  5. Hola Ana:
    Buscando por internet he encontrado tu blog y tu descriocion de Trizonia. Muy bien!
    Hace pocos dias estuve alli y sigue igual que lo cuentas. No se si viste el catamaran con el pato.
    Estoy al otro lado del canal y en unas semanas empezare el recorrido de vuelta y logicamente parare en Trizonia.
    Queria preguntarte si conoces el regimen de vientos en el golfo de Corinto en estas epocas del año.
    Un saludo.

    1. Hola Tavi. Encantada de que te guste. Lo normal en esta época del año son los NW o calmas. También puedes encontrar E pero suele ir asociado a tiempo más inestable. Buena suerte en tu travesía.

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