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La madre de todas las tartas

Hay una corriente moderna que bajo los deseos de emular a la naturaleza promueve la placentofágia; es decir la ingestión de la placenta o corión tras el parto. Sé lo que estáis pensando y es exactamente lo mismo que pienso yo: ¡Puaj! Cruda debe ser un horror, pero el que haya hasta recetarios para cocinarla o deshidratarla no sé si da risa o llanto. Hay quien va más allá y organiza el “placenta party”, donde se invita a familiares y a amigos de la recién parida a degustar juntos las distintas especialidades condimentadas de… placenta. Estar atentos; sobre todo los que tengáis amigos naturistas; por si os tocara asistir a alguno. Yo mi disculpa ya la tengo preparada.

Como siempre, los seguidores del rito sacralizan el comportamiento animal para imitarlo. Sí que es verdad que muchas hembras de los mamíferos se comen su placenta tras el alumbramiento, incluso especies herbívoras, pero la madre tierra no siempre es tan sabia como parece, o mejor dicho, no siempre sabemos interpretarla correctamente. Mucho se ha publicado sobre esta autofagia de las madres irracionales y nadie se pone de acuerdo sobre si los motivos son alimenticios, hormonales o simplemente de ahuyentar depredadores que podrían ser atraídos por el olor, en esos momentos tan críticos y de enorme debilidad. Según estudios recientes, la ventaja podría radicar en que el líquido amniótico contiene hormonas y moléculas que simulan endorfinas y alivian el dolor del parto. Pero el tema de las autofágias entre especies animales suelen acabar mal. Solo hay que recordar la encefalopatía espongiforme bovina, o mal de las vacas locas, alimentadas con piensos fabricados con sus propios restos. El organismo no sabe, ni quiere, defenderse de lo que considera suyo propio.

La moda surgió en América del Norte en la década de 1970, y por supuesto, entre la clase acomodada. En los últimos años, los defensores y los medios de comunicación han difundido los beneficios  de esta práctica para la salud, y más mujeres la están considerando como una opción para la recuperación postparto. El caso es que numerosas estrellazas del celuloide han aireado a los cuatro vientos sus experiencias en el tema. Y ahí están ellas, guapas guapísimas con bebes hermosos y rollizos que revientan las cuentas de Instagram. ¿Y esos cutis? ¿Y esos cabellos lustrosos? Y los niños crecen más y son más listos que cualquiera de los de madres tratadas con paracetamol y lentejas. La placenta del glamur, el placer placentero de parecerse a ellos.

Antes de adjudicarle este nombre al órgano fetal, se llamaba así a un popular pastel de la cocina romana elaborado con queso y miel. Realmente, la placenta materna se comenzó a denominar de ese modo allá por el Renacimiento, pues su forma plana recordaba a una torta. Y curiosamente, el termino viene del griego, πλακοῦντα. El πλακοῦς era una torta plana elaborada normalmente con harina y queso. Bueno, pues aquí están los orígenes de nuestras pizzas, empanadas, tortas y cocas. Al final, he empezado con cochinadas y casquería pero acabaremos con buen apetito.
La receta de placenta genuina que nos ha llegado hasta hoy proviene de Marco Porcio Catón, que en uno de sus libros define, no muy claramente, la elaboración del dulce a base de: una masa tipo tartaleta que sirve de contenedor, crema de queso con miel alternada a capas y unas cintas de masa crujiente para cubrir y rematar, algo así como las obleas o la “carta di música” sarda.

Hay otra confluencia curiosa entre las dos acepciones del vocablo. Igual que en el caso de los romanos y su placenta, en griego el término anatómico es χόριον, exactamente el mismo que designa a unos arcaicos pastelillos de harina, miel y leche. El mundo de las palabras y el de los seres vivos muchas veces se asemeja: dos estrategias evolutivas que parten de puntos diferentes y llevan como resultado a idénticas soluciones. Estos hechos son a menudo aprovechados por los “creacionistas” para explicar la necesidad del “diseño inteligente”, pero a mí me parece simplemente la hermosa armonía del cosmos.

Después de esta entrada de inicio tan gore, los placentivoros van a tener razón y acabaremos comiéndonosla. Me refiero a la receta que nos trae Ioanna de la mano de Rodi hoy: Placenta de queso y chocolate, o korión, o tarta,o torta, o tartaleta o pizza, como gustéis.

Base de pizza

Receta: tarta de queso y chocolate

Ingredientes:

la base
80 gramos de Mantequilla
225 gramos galletas trituradas

 el relleno
225 gr. chocolate negro puro
400 gr. de queso cremoso
100 gr. Azúcar
4 huevos
280 ml. crema de Leche
5 cucharadas soperas de Kalúa (licor de café)

la capa superior
200 ml de yogur griego escurrido
2 cucharadas soperas de Kalúa
4 cucharadas soperas de crema de leche
cacao rallado

Elaboración

Aceitamos bien un recipiente para bizcochos. Fundimos la mantequilla y la mezclamos bien con la galleta. Ponemos la mezcla en el recipiente y presionamos bien, amasamos hasta conseguir una masa de base.
Batimos el queso con el azúcar, añadiendo los huevos uno a uno y por último el chocolate derretido, la crema de leche y el licor de café.
Extendemos bien sobre la base de galletas y metemos el molde al horno dejándolo aproximadamente 1 hora. Lo dejamos enfriar y lo pasaremos al frigorífico.
Mezclamos bien el yogur, la crema de leche y el Kalúa de la capa superior lo extendemos por encima espolvoreando con cacao.

El licor de café no necesariamente tiene que ser Kalua, no sea que los alcoyanos se vayan a soliviantar, teniendo ellos el café licor ancestral, resultado de batallar entre moros y cristianos durante siglos. Incluso se puede preparar en casa, dejando macerar café molido con orujo durante un tiempo y añadiéndole sirope de agua y azucar. 

Buen provecho

7 comentarios en «La madre de todas las tartas»

  1. La que duerme a mi lado es aficionada a esto de las placentas, o koriones, o tortas, o tartas, o… Esta receta que nos enseñas va directa a la carpeta de postres y pasa a ocupar un lugar privilegiado en la lista del «debe»…
    Cuando nació la segunda hija de mi hermano fuimos invitados a una comida (no pienses mal), la placenta fue enterrada junto a las raíces de un roble en proyecto, fue un acto un tanto sanguinolento. No sabía yo de la moda esa de jamarse la propia placenta, ya solo falta que los del McDonalds saquen la Mcplacent con queso, lo que hay que ver…

    Estos post gastronómicos son muy de agradecer, nos encanta probar nuevas recetas.

    ¡¡Ya va llegando el sol !!
    Besos.

    1. Pues ya me contareis como sale la tarta. Tengo mis dudas, pues en estas recetas en diferido a veces las proporciones no son exactas. Pero si tu chica es cocinera sabrá leer entre lineas y hacer de las cantidades una justa medida. Yo siempre lo hago cuando leo una receta, me salto los gramos y los litros y voy a la esencia; la cocina, al fin y al cabo, es un arte estrictamente personal.
      ¡Si señor! llegan los días larguísimos y vamos a por ellos.

      Muchísimos más

    1. Se me había pasado este otro comentario. Ya veo que eres radioescucha trasnochador; como uno que me sé que me da la murga por las noches; en el fondo es pura envidia; yo llegadas ciertas horas me muero irremediablemente, pero me encanta vuestra vida nocturna.
      Bicos y más

      1. Que va, para nada. En otros tiempos si fui un búho, obligado eso sí, ahora soy madrugador, me encanta ese momento…
        Si hay algo que me gusta de esto de las nuevas tecnologías, es poder descargarte los programas de la noche. Y ese precisamente es uno de mis favoritos, ese y Levando anclas que dan los domingos.

  2. Hola Anuska, muchos flecos me has dejado abiertos… Empecemos por el primero:
    Cuando has hablado eso de jalarse la placenta, no sé si por error se te ha colado la palabra casquería, A mi todo lo relacionado con la casquería me encanta, pero la placenta ni de broma. ( no sé si el bocadillo aquel que me tome en Palermo sería placenta pero estaba buenísimo )
    Otra cosa que comentas es el licor café. Sólo recordar que el que fabrican en la «terra do carallo» también está para chuparse los dedos.
    Y para terminar la receta de la tarta, después de un buen bocado de esa bomba, te puedes ir navegando sin parar hasta el Caribe. Habrá que hacerla.
    Un Bico muy gordo
    Viriato

    1. Tu dices que no te la comerías ni en broma, pero ¿estás seguro? El bocadillo que te comiste en Palermo era con toda seguridad de placenta de vaca sospechosa, so cochino. Y cuando tiraban a la calle los jugos de cocer semejante marranada tuve la seguridad de que era el líquido amniótico de un mamut.
      Los licores de café son tan populares como los de hinojo, es lo más inmediato que se te ocurre para disfrazar y dulcificar un poco el orujo peleón.

      Feliz SS tengan vuestras mercedes

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