Las Navidades ya están a la vuelta de la esquina y con ello el sorteo especial de Lotería. Levantarse con esas letanías repetitivas de los niños de San Ildefonso recitando números y premios, el soniquete de todos los 22 de diciembre desde que tenemos uso de razón. Y luego los champanes y las lágrimas, los saltos y los gritos de los premiados. Las buenas y las malas anécdotas. La desmesurada y postiza reacción de aquel al que le han tocado muy poco, porque ¿por qué leches no compraría yo más?, aunque, visto de otro modo, aquel día se siente bendecido por la caprichosa diosa de la fortuna que nunca le había mirado tan de cerca como hoy; la próxima será la definitiva. También están las caras lánguidas y amargas de los que vieron pasar la suerte a su lado sin atraparla y la acumulación de San Pancracios, herraduras, muérdagos, granadas y perejiles en los contenedores del día 23, qué para lo que han servido es mejor que las tires a la basura y no vuelvas a comprar más supercherías de ese tipo, no entiendo cómo puedes creer en esas cosas. Tampoco sirvieron espaldas de jorobados, pies izquierdos o derechos, ni barrigas de embarazadas o velas amarillas quemando antiguos boletos; la bolita giró y giró, pero nunca logró salir del bombo, escondida entre sus malditas compañeras. La suerte, esa ciega dama escurridiza, altiva, soberbia e impasible, no tiene conmiseración ni sentimientos; rueda, rueda la pelota y va siempre a caer en la casa de otro. Pero da igual, un año tras otro, con una ilusión propia de niños inocentes, volveremos a comprar los improbables billetes, los besaremos y los someteremos a toda clase conjuros supersticiosos. Porque si no lo hacemos alguien nos podría reprender: lo ves, ya te dije lo del gato negro y la escalera; no haces caso y por eso no te toca.
Después de la guerra de independencia española, el erario público estaba muy maltrecho y el estado ideo una forma de recaudación de ingresos mediante un especial de lotería de Navidad. Corría el año 1812 en Cadiz. Aunque la costumbre del sorteo ya estaba implantada en el país, gracias a Carlos III, que la trajo de Nápoles en 1763.
Pero el juego no lo inventamos nosotros, los españoles. Ya los romanos jugaban a la lotería durante las Saturnales, que se celebraban a finales de diciembre y que fueron sustituidas por nuestra Navidad, en un nuevo y claro intento del cristianismo de acabar con cualquier competencia pagana que distrajera a los fieles.
En el mundo romano era tradición que durante las Saturnalia los familiares y amigos se hicieran regalos. Existían mercadillos en los que la gente podía comprar pequeños presentes y detalles, así como participar en rifas con la adquisición de boletos. Así que nuestros tradicionales mercadillos de Navidad y nuestras loterías son mucho más antiguos de lo que pensamos.
Al emperador Augusto solía repartir entre los invitados a sus banquetes papeletas de lotería que podían estar premiados con grandes sumas de dinero, telas exóticas e incluso oro puro. Y los perdedores, para mofa y escarnio, ganaban objetos de broma como pinzas, esponjas o mantos de pelo de cabra.
Sin embargo, la palabra “lotería” es todavía más antigua que el imperio romano y viene de un dispositivo empleado en la Atenas clásica para seleccionar a los ciudadanos que tendrían cargos públicos, miembros del consejo o jurados. Se llamaba kleroterion (κληρωτήριον).
El kleroterion era una piedra rectangular con unas ranuras ordenadas en varias columnas identificadas por letras. El dispositivo se acompañaba de una ruleta, accionada por un oficial de justicia, que tenía pequeñas casillas rotuladas con las mismas letras del kleroterion. Los atenienses que deseaban ser elegidos introducían en una ranura su pinakia, una placa de bronce o madera con su nombre grabado. Dependiendo de la casilla en la que cayera la bola se decidía el ciudadano y el cargo que ocuparía. De esta forma la democracia ateniense era directa y aleatoria; bastante alejada de nuestras costosas campañas, partidos y elecciones generales.
En la Grecia moderna también se instauró la lotería, en el año 1894, recién liberado el país de la ocupación otomana. Y curiosamente se hizo para preservar sus restos clásicos; el paupérrimo nuevo estado era incapaz de impedir el saqueo por parte de arqueólogos extranjeros que llenaban sus maletas con estatuas y mosaicos.
Podría ser un curioso rito navideño: adquirir un boleto en Atenas y frotarlo con los mármoles del Partenón del museo británico; seguro que así la diosa Tihé, Τύχη, la reina de la fortuna, nos sonreía con compasión.
¡Buena suerte a todos y sed felices por encima de cualquier cosa, esa es la mejor fortuna!
Μου ‘πεσες λαχείο μαυρομάτα και μου στραπατσάρισες τα νιάτα,
μου ‘φαγες τα γρόσια και τις λίρες, μια καρδιά την είχα και την πήρες,
μου ‘φαγες τα γρόσια και τις λίρες, μια καρδιά την είχα και την πήρες.
Μ’ έκανες να μείνω δίχως φράγκο και να κάνω νάνι σ’έναν πάγκο,
άκαρδη με πήρες στο λαιμό σου και ‘γινα το θύμα το δικό σου,
άκαρδη με πήρες στο λαιμό σου και ‘γινα το θύμα το δικό σου.
Μ’ άφησες με την ψυχή στο στόμα κι όμως σ’ αγαπώ εγώ ακόμα,
κι η φωτιά που μ’άναψες δε σβήνει, μου ‘πεσες λαχείο τι να γίνει.
Jugaste a la lotería, ojos negros, y me estropease la juventud.
Te puliste mi dinero, tenía un corazón y me lo robaste
Te puliste mi dinero, tenía un corazón y me lo robaste.
Me dejaste sin un franco y durmiendo en un banco.
Desalmada, me cogiste del cuello y me hiciste tu víctima.
Desalmada, me cogiste del cuello y me hiciste tu víctima.
Me dejaste con el alma en la boca y aunque te amo todavía
y el fuego que encendiste no se apaga, jugaste a la lotería, qué hacer.
Muchas gracias Anuska.
A ver este año como se porta la diosa Fortuna. Isa y yo tenemos la costumbre, en estos últimos años, de comprar los décimos de lotería que intercambiamos con toda la familia (Como creo que hace casi todo españolito que se precie) en Dénia. Así que, si el día 22, oyes en la televisión que el gordo ha caido en esta ciudad, a lo mejor tu querido amigo Cesitar está forrado, y prepárate para la fiesta m, que va a ser de campeonato.
Sí lo sé, de ilusión también se vive, pero eso es lo que me llevo de aquí al 22, kilos y kilos de ilusión.
Mil besos para los dos
Viriato
Gracias Ana , contigo siempre se aprende
Feliz Navidad y un estupendo 2020!!!!!
Besos
Feliz tambien para ti Mercedes. Un besazo.
Independientemente de si nos toca la Loteria o no, habrá que verse ¿No? Que al final no nos vamos a conocer.
Besazos
Se ha traspapelado, pero creo que esta respuesta es para mí. Claro que tenemos que vernos. Este año se nos acabó bajar a Dénia, pero conforme empiece enero, la primera escapada, prepárate que nos vamos a hacer una paella de cuidado. Un beso muy gordo cielo.
Muy interesante Ana, como siempre. Creo que hay una errata en la fecha en la que Carlos III trajo la lotería, imposible que fuera en 1973 ???.
Que pases una excelentes Navidades al margen de los elusivos premios de la lotería.
Salud y amor!
Es verdad, Alicia. Que conste que lo corregi pero se ve que se me olvidó darle al actualizar y se quedó lo de 1973. Más que Carlos III sería su holograma. Gracias por darte cuenta. Te mereces un buen premio el dia 22.
Salud ante todo
Muy interesante Ana, como siempre. Creo que hay una errata en la fecha en la que Carlos III trajo la lotería, imposible que fuera en 1973 ???.
Que pases una excelentes Navidades al margen de los elusivos premios de la lotería.
Salud y amor!
Lo corrijo ya, que si no se me olvida.
Felices Navidades
Hola:
La lotería nos recuerda que se va acabando el año. Si a algunos nos tocase algo, olvidaríamos que este año que acaba no fue bueno precisamente. Sin embargo será como siempre y habrá que recargarse las pilas como sea.
En fin, confío que el próximo año nos sigas recordando cosas de esos mares y de esos romios o como queramos llamarlos
Boas festas, Ana, para ti y para los tuyos y también para todos los que siguen el blog.
Yo a los años ya solo les pido que sean, que me dejen estar y disfrutar de las cosas que me gustan. Ultimamente cada año viene con sus momentos amargos, es ley de vida, ya se pasó la perpetua felicidad de la infancia. Así que, Mario, Carpe Diem, agarremos Grecia antes de que el turismo acabe con ella.
Un besazo muy fuerte y que en la lotería te toque salud, es lo unico que importa.