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Laurel negro. Mavrodafni

Hoy buscamos para el guiso de Ioanna un gallo de corral, tuercecuello, holgazán y gallardo, según palabras de Rodi, bien alimentado con granos de maíz, Zea mays para los botánicos, pero también para los clasicistas porque quiere decir diosa de mayo, o Ceres, la divinidad de las siembras y los cereales que volvía a ser feliz en primavera, con la visita de su hija Perséfone. Es decir buscamos un κόκορας chulapón y lustroso. Y si somos muy tragones quizás nos decantemos por un kokoras eunuco que no haya conocido hembra kota, o dicho de otra forma: un capón. Ya de paso aprovecho y os confieso que me encantan las onomatopeyas que utilizan los griegos para sus animales y los sonidos que emiten.

Pero a continuación será indispensable un buen vino que permita ablandar las carnes prietas de semejante pollo, y aquí es justamente donde nos duele más: si es bueno ¿lo voy a malgastar en el guiso? y si es malo ¿no estropeará sus lorquianos “muslos de amapola”? Haced lo que queráis, pero el llamado néctar de los dioses a mí me da dentera derrocharlo.

Como bien me dice mi enlace gastronómico, de las tierras homéricas de Cefalónia nacieron vinos diferentes que zarparon en naves de cóncavas proas a colonizar el mundo y sembrarlo de uvas distinguidas.

Por un lado el delicioso Robola, vino blanco y afrutado que navegó allende del Jónico para transformarse en el Ribolla Italiano de Friuli y el Veneto o el Rebula balcánico. Algo así como lo sucedido con el dulce vino de Samos que arribó a las costas francesas y alsacianas, recaló en Oporto y cruzó el vasto Atlántico para dejar sus descendientes hasta en Chile. El vino y los barcos, una gloriosa coincidencia.

Pero en segundo lugar nos encontramos el “Mavrodafni”, literalmente “laurel negro” un tinto seco y de afamado prestigio en la isla. Esta vez me sorprendí, pues yo el Mavrodafni que conocía era un vino dulce de sobremesa originario del Peloponeso. La historia se asemejaba interesante.

Un avispado Bavaro; de los que vinieron con Oton I de Baviera en 1935, igual de listo que Johan Fuch, que erigió un Grecia el emporio cervecero Fix; decidió comercializar el Mavrodafni y se hizo con su denominación de origen. Todo lo aderezó con una historia romántica de una antigua amante, o esposa, que se llamaba Dafne, Laura, y que era muy morena y de grandes ojos de igual color. Murió y él la añoró por siempre, dedicándole este vino. Pero su “laurel negro” era dulzón; un caldo oscuro al que se le detenía la fermentación añadiéndole destilados de cosechas anteriores y dejándolo madurar con su azúcar residual. El marketing es el marketing y Gustav Klauss, así se llamaba el astuto alemán, se quedó con el mercado. Ya me ha dicho Rodi que no me pierda el original y seco de Cefalonia cuando lo encuentre; no lo pienso hacer.

Y ahora volvemos a Homero y los barcos. Cuando empieza el bardo a narrar el viaje de Ulises y su salida de la cueva de la diosa Calipso, en el canto V, dice así:

…lo dejó marchar de la isla la divina Calipso después de lavarlo y ponerle ropas perfumadas. Entrególe la diosa un odre de negro vino, otro grande de agua y un saco de víveres, y le añadió abundantes golosinas. Y le envió un viento próspero y cálido.

Una travesía como la que emprendían no se imaginaba sin una buena provisión de vino. Me parece muy correcto, no se sabe lo que los vientos nos pueden deparar; como así sucedió. Pero siguiendo con Ulises, me vuelvo a entusiasmar con su encuentro con Polifemo:

¡Aquí, Cíclope! Bebe vino después que has comido carne humana, para que veas qué bebida escondía nuestra nave… y él la tomó, bebió y gozó terriblemente bebiendo la dulce bebida. Y me pidió por segunda vez:

Dame más de buen grado y dime ahora ya tu nombre para que te ofrezca el don de hospitalidad con el que te vas a alegrar. Pues también la donadora de vida, la Tierra, produce para los Cíclopes vino de grandes uvas y la lluvia de Zeus se las hace crecer. Pero esto es una catarata de ambrosia y néctar.

Así habló, y yo le ofrecí de nuevo rojo vino. Tres veces se lo llevé y tres veces bebió sin medida. Después, cuando el rojo vino había invadido la mente del Cíclope, me dirigí a él con dulces palabras…

Lo que sigue ya os lo sabéis, el pobre cíclope, borracho como estaba, se tragó que el otro se llamaba “nadie” y esa fue su perdición.

Nectar de dioses

Receta: Gallo al vino, κόκορας κρασάτος

Ingredientes

Un gallo hermoso troceado.
Dos cebollas grandes y tiernas.
Ajo
Cuatro cucharadas soperas de pasta de tomate concentrada (tomatopoltos)
Un buen vaso de vino tinto
Media cucharita de nuez moscada y media de baharí, conocida también como pimienta de Jamaica.

Ejecución

Sofreír los pedazos de gallo en aceite y reservar. En la misma sartén, dorar los ajos con la cebolla, añadir la pasta de tomate y los trozos de ave.
Desleímos el tomate con vino y añadimos agua hasta cubrir.
Dejar cocer a fuego lento hasta que se ablande la carne.
Servir acompañado de pasta.

Φέρτε μια κούπα με κρασί
και κάντε μου παρέα,
για μένα απόψε η βραδιά
είναι η τελευταία.
Βρε ζωή φαρμάκια στάζεις,
σε βαρέθηκα
κι αν χρυσά παλάτια τάζεις,
είναι ψεύτικα.
Πέστε τραγούδια θλιβερά
απ’ της καρδιάς τα βάθη,
δεν είναι άλλα πιο βαριά
απ’ τα δικά μου πάθη.
Βρε ζωή φαρμάκια στάζεις,

Κι αν δείτε φίλοι κάποτε
μια μάνα πικραμένη,
πέστε ας το πάρει απόφαση
κι ας μη με περιμένει.
Βρε ζωή φαρμάκια στάζεις,

Traedme una copa de vino
y hacedme compañía
para mí esta noche
es la última.
Oh vida, goteas veneno
me aburrí de ti
y si prometes dorados palacios
son falsos.
Cantadme canciones tristes
del fondo del corazón
no hay nada más profundo
que mi dolor
Oh vida, goteas veneno

Y si veis, amigos, alguna vez
una madre con amargura
decidle que lo acepte
y que no me espere.
Oh vida, goteas veneno

Dedicado a mi amiga Laura, Mavrodafni, la filoheléna más heléna de todas. Supongo que no hace falta que explique el porqué.

16 comentarios en «Laurel negro. Mavrodafni»

  1. Me ha gustado eso de kókopaç, yo personalmente soy partidario de meter buen vino en los guisos, pienso que de lo contrario es como si usáramos aceite de girasol en vez de oliva, todo cuenta.
    Donde quedaron aquellos capones de carnes prietas y agarradas al hueso, carnes de las que había que tirar con ganas para arrancarlas de la osamenta. Hoy, nuestros pollos no son pollos, son engendros de una industria que nos envenena poco a poco.
    Me dan ganas de poner unas pocas gallinas en huerta, aunque solo sea por los huevos…¡ah no, que nada de animales, que hay que navegar mucho este verano!
    Salud.

    1. El gallo es Kókoras, la gallina Kota, el pollo Kotópulo, la lechuza Kukubaya. Tienen mucha gracia los griegos poniendo nombres a los animales.
      Yo creo que para cocinar alguno un poco picadillo o amontillado le acaba dando más sabor. Me da escalofríos añadirle un buen Rioja. Total, el gallo, ya ni siente ni padece, el pobre.
      Las gallinas vienen bien pues se comen todos los desperdicios de la huerta. Claro, a cambio te lo dejan todo que apesta. Además hay que vigilarlas para que no se cluequen y dejen de poner; mi abuela les metía el culo en agua fría. Una vez leí un relato de un trasmundista que llevaba un par de gallinas a bordo. No me lo puedo ni imaginar.

      Un abrazote.

  2. Que bueno, pues mi madre siempre me contó que los últimos animales que aprendí a pronunciar siendo un renacuajo fuero mosca y mariposa, para mí eran kota y kokota…jajajaja

    1. Pues sigo con lo que hacen: el perro «gauguisa», el gato «miauisa» y el gallo «lalisa»
      ¿A qué es encantador?
      Mira tú qué ahora descubres genes griegos que llevas desde la infancia.

  3. Ambrosía y duende;exquisito maridaje para esta nueva página.Me ha entusiasmado eso de alimentar estómago y alma a la par.Ya te contaré que tal me salió la receta,que por buenos gallos y buenos capones en estas tierras no se perderá.Por cierto,Anuska,el kokopaç és el gall d’indi nuestro?.No sé en castellano como lo llaman.Besedetes.

    1. El gall d’indi es el pavo ¿No? Ellos le llaman galopula al pavo (literalmente hijo del gallo, aunque al gallo le llaman Kokoras) La etimología es a veces tan complicada que te pierdes. Imagina que llegara un «Jesulin» a Menorca y viera un pavo, se rascara la cabeza y dijera: en dos palabras, impresionante, qué grande es este kokoras.
      Igual me equivoco, pero debió ser una cosa tan estúpida como esa.

      Qué agradable verte por aquí.

  4. Hola Anuska, estoy de acuerdo con Fernando, un guiso gana con un buen vino. Yo preparo un “rabo de toro” que te chupas los dedos. No le añado a la olla nada de agua, se bebe él solito una buena botella de rioja tinto y no sabes cómo lo agradece. Lo que hay que tener es otra de igual calidad para regarte el gaznate mientras lo preparas, así no te da envidia y diversificas.
    Un bico inmenso
    Viriato

    1. Pues tendrás que hacerlo algún día para que lo pruebe.
      Como ves me he mudado a esta nueva dirección. Espero que no os de muchos problemas. De todas maneras, si seguís entrando por el blog antiguo os redireccionará aquí. Como puedes observar aquí los comentarios están arriba.

      Besitos

      Ana

  5. Hola Ana
    Desde que encontre este blogg ,no pasa una semana que no teclee para ver si has escrito otra entrada,de verdad son siempre interesantes y amenas a mas no poder,y en esta tu nueva direccion es mas sencillo escribir comentarios sin ponerte anonimo.
    Por vuestra condicion de navegantes es cierto que tener animales es un poco obedecer a los bichos salvo que alguien se encargue de alimentarlos,pero por mi experiencia de antaño las gallinas no dan tanto trabajo como se piensa y si tienen un espacio de prado como en el pais vasco casi me animaria a afirmar que ni haria falta darles de comer ,ellas solas se lo buscan. y el sabor de los huevos,fritos,cocidos,poche,en tortillas en sus variadas presentaciones, como dirian en extremadura,mejorando lo presente,(que no se nos ofenda el kokorotas).Con los mejores deseos de que sigas escribiendo y navegando y que los vientos de la vida te sean favorable.un abrazo

    1. Hola Antonio, estupendo que te guste la nueva plantilla. Todo empezó porque tenía problemas con la carga de las imágenes y decidí cambiarme de plataforma. Por otro lado, siempre pienso que cuando publicas en blogger, google puede hacer con tus contenidos lo que le de la gana, al fin y al cabo es suyo; cualquier día le da por cerrarlo y nos quedamos todos con cara de bobos.
      Tienes razón con lo de los huevos, a mi se me olvida lo buena que está una tortilla de patatas hasta que vuelvo a Grecia y me regalan huevos de esas gallinas descaradas que viven del pillaje. Cuando ves el color de la yema te quedas pensando si serán seres extraterrestres.
      Otro abrazo y una bolsa de vientos estupenda para ti también.
      Ana

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