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Los fantasmas de Riniá

¿Somos lo que comemos o somos lo que
leemos? Creo que todos viajamos a cuestas con muchos libros
desdibujados por el tiempo; en nuestros sesos. Por eso yo a menudo
veo cosas.
Llegamos a Riniá para pasar una noche,
pero el viento, el que manda, ha dicho que por lo menos dos.
Al lado Delos, la isla sagrada. Cuentan
que la creó Zeus para que Leto diera a luz a Apolo, protegida aquí
de los celos de Hera que, como tantas veces, era cruel con las
amantes de su marido. Por esta u otras razones Delos fue un día el
centro del comercio del mundo civilizado; la City Helénica.
Banqueros y comerciantes adinerados tenían sus mansiones en Delos;
los barcos entre su puerto y Riniá que lo protege, esperaban
ansiosos a cargar o descargar mercancías variadas. El dinero es
sagrado, así que la isla también. El dinero quiere lujos, no
miserias; por eso u otras razones los moribundos y las parturientas
eran desterrados a Riniá. Ni la muerte ni la vida le interesan al
capital.
No quisimos volver a Delos. Todavía
puedo oler el espliego de aquella lejana mañana de primavera
paseando por sus ruinas entre lagartijas sacras, completamente solos;
con el barco amarrado en su puerto; hoy prohibido; y el saludo de
las barcas cuando llegaban. Eso, mejor conservarlo en el recuerdo.
Así que nos fondeamos en Riniá. Misteriosa
Riniá.
Aguas fantásticas, fondeadero
fantástico, todas esas cosas… 
…Pero a lo que íbamos; Riniá esta
llena de fantasmas. Se pasean por las noches y encienden luces; por
el día no puedes verlos.
Las casas de la isla, blancas por
supuesto, son escasas y muy separadas las unas de las otras, con
vallas de piedra que delimitan los amplios terrenos de cada una. En
medio caminos. Y playas de arena.
Me gusta Grecia pero lo que más me
gustan son los griegos; no paro de mirar para ver si puedo
intercambiar unas palabras con alguno; un poco de charla,
de Κουβέντα . Esta mañana
he creído ver a gente; diría que eran tres, con perros; se
acercaban a la orilla. Corriendo he cogido los prismáticos y al
enfocar… se habían desvanecido.
-Vamos a bajar, vamos a bajar, vamos a
bajar. Por favor.
Hemos recorrido sus caminos entre
vallas, hemos cruzado la isla entre arbustos que hace tiempo no han
visto el agua, hemos visto una ermita, un cementerio, ovejas, ruinas
y hasta un perro con cascabel que venía ceñudo a ver quien
perturbaba su paz; ha meado en un matujo delante nuestro. Y una
taberna de mesas celestes corridas frente al mar. ¡Dios que taberna!
Parecía como si alguien la hubiera visitado la noche anterior,
todavía cacharros y trapos por sus fogones. Allí me habría
quedado, mirando a Delos de no estar cerrada… Allí estaría yo,
entre espectros.
No hemos visto un alma. ´Hemos
vuelto al barco, donde me encuentro escribiendo. Está anocheciendo.
Se empiezan a encender las luces de las casas.
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12 comentarios en «Los fantasmas de Riniá»

  1. Envidia, envidia y envidia cochina. No se le puede hacer esto a los amigos. Uno aquí, sentado al ordenador preparando una reunión para mañana en un Madrid cerrado por la huelgas de Renfe y metro y vosotros peleando por encontrar a alguien. La verdad es que no es justo. ¿O sí?
    Un beso como una casa para los dos y no paréis.
    Viriato

    1. Si, se ha ido, llorosa y apenada. Si no es por enfermedad, lo que no le deseo a nadie por muy mal bicho que sea, a mí me da que le han pescado con algo gordo y le han obligado a bajarse en marcha del tren. Su ambición al sillón de Rajoy le ha creado muchos enemigos en el propio PP y del caso Gürtel todavía no se ha destapado la manta. La única comunidad con mayoría absoluta por decreto, junto a la vuestra y suelta a la presa por estar con su mama. ¡Venga ya!

  2. Parece una peli de miedo en un sitio paradisíaco, que además fue cementerio en la Antigüedad. De Riniá venían los corderos que vi desembarcar en Mikonos la pasada Semana Santa, pero por lo que se ve después de Pascua no hay mucha actividad en la isla.
    Saludos y disfrutad del viaje.

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