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Los piratas, los corsarios. Los buenos y los malos.


La piratería es tan antigua como la  navegación.

   La voz pirata viene del griego πειρα, -ας (peira), que significa experiencia ; a su vez viene del verbo πειραω , que significa esforzarse, tratar de, intentar la fortuna en las aventuras.
   Los griegos clásicos fueron buenos piratas: Jasón navegó con sus Argonautas, para robar el Vellocino de Oro.  Homero nos cuenta como Ulises, en su retorno a Itaka, cometió diversos actos de piratería.

   Pero los piratas eran gente despiadada, asesinos sanguinarios, ladrones. ¿De dónde nace pues, el mito romántico de los piratas?

   En el caribe, en la isla de la Tortuga, frente a Jamaica, durante los siglos XVII y XVIII, se formó una asociación llamada La Cofradía de los Hermanos de la Costa. Se sabe que llegó a elaborar una constitución, transmitida de forma oral, que regiría sus vidas.

– Ni religiones, ni naciones: convivían perfectamente católicos con protestantes e ingleses con franceses. Se privilegiaba lo individual.
– Sin propiedad privada: la isla era de todos y para todos; incluso los barcos de la cofradía tampoco tenían un propietario fijo.
– Sin  código penal: los problemas entre hermanos debían solucionarlos entre ellos.
– Libertad para abandonar la cofradía. Nadie sería perseguido por ello.
– No se admitían mujeres. (Ahí sí me ha dolido)  Evitar, ante todo, la estabilidad de la vida conyugal.
– La Cofradía sólo temía a la omnipotencia, a la dictadura.
– Los nuevos integrantes eran bienvenidos, ya que esta sociedad se hacía más fuerte cuanto más numerosa. 
La “islacracia” por definición.
Este espíritu libertario surge de las propias características de sus componentes: proscritos, forajidos y  conocidos criminales, gente por lo general perseguida, desclasada y desarraigada.
   Existe un personaje  particularmente singular, que encarna el auténtico romanticismo pirata: el Capitán francés  Misson. Era un idealista, preocupado por construir un Estado utópico en alguna isla del Océano Índico. Un Quijote-pirata.  Siempre repartió equitativamente el botín entre su gente y dejaba en libertad al capitán de la nave asaltada.  Ya sea mito o leyenda; era un pirata bueno.

 Película basada en  La Isla del Tesoro de R. L.Stevenson

   Pirata era, pués,  la persona dedicada al abordaje de barcos en el mar para robar. No dependía de nadie, ni tenía que rendir cuentas a nadie. Por el contrario, no tenían la protección de ningún país y eran perseguidos por todos aquellos, cuyos buques habían sido atacados.

    Un corsario, es aquel que navegaba bajos las órdenes de su rey, quien le encomendaba que realizara incursiones sobre la flota de algún país enemigo. Se dotaba entonces al corsario de un documento oficial que legitimaba sus actos de piratería: la patente de corso. Una parte de este botín se la llevaba la Nación que le otorgaba la patente, a cambio de su protección y de poder utilizar sus puertos. Teóricamente un Corsario no podía ser colgado por llevar la patente de corso, si era capturado.

   Un pirata carecía de este matiz político. No tenia patente. Un pirata era ilegal, un corsario, no.

   La piratería nace con los primeros navegantes.Y la historia se repite: la navegación por internet conlleva la aparición de los piratas informáticos. Y de los corsarios. Y de los piratas buenos. Y de los piratas malos, claro.

   La nube bloguera, se alimenta de” recorta y pega” (viva la wikipedía), de canciones compartidas, de trozos de películas y de fotos tomadas de la red, que ilustran nuestras ideas. Sirven para transmitir, aprender, crear foros de debate, e incluso iluminar, en un momento determinado, a algún lector en alguna materia. Son publicaciones sin ninguna remuneración, hechas por el simple placer de hacerlas y de que se lean en otra parte del mundo; el ideal de la comunicación global. Y si alguno tiene un interés oculto, o un par de anuncios en su página, que no creo le den ni para pagarse la conexión de ADSL, me parece legitimo; en un país con 4.700.000 personas buscando la forma de sobrevivir. Y criminalizar estas ganancias, cruel.
   Es penoso ver algunos de estos blogs, capados por la sociedad de autores. Son blogs mudos que ya no enseñan nada. Son como barcos fantasmas, atacados por corsarios ciberneticos. Fulminadas sus tripulaciones con la ligera presión de un «botón mágico».

   Nunca acabaron con la piratería del mar, tampoco lo haran con la virtual. ¿Quieren conseguirlo metiendo en la misma nave a  piratas buenos y malos? La Isla de la Tortuga es ahora el planeta tierra y los piratas viajan a la velocidad del electrón. Tienen barcos muy rapidos para huir de los corsarios.

9 comentarios en «Los piratas, los corsarios. Los buenos y los malos.»

  1. Anusca, empecé leyendo una de piratas y he acabado con la ministra Sinde. Me faltan los bucaneros, no los de chocolate, si no aquellos que se dedicaban a cazar vacas y cerdos salvajes para "bucanear", es decir, ahumar su carne y venderla a los navíos que navegaban por las aguas del mar Caribe. Mucho curro para poco beneficio. Las autoridades españolas invadieron su isla por no pagar impuestos, exterminando a los animales y obligándoles a dedicarse a la piratería, sobre todo contra sus represores. ¿Donde los metemos en tu relato?. Los piratas navegan libres por la red, los corsarios navegan bajo bandera de la "sociedad de autores" metiendo la tijera. Nunca me han gustado los corsarios. Por el alambre se camina sin red. ¿No se dan cuenta que nos convierten a todos en bucaneros con tanta mano dura?.
    Me ha encantado tu relato.
    Un besazo
    Viriato

  2. Hola. No he hablado ni de los bucaneros, ni de los filibusteros, no se trataba de hacer un tratado de piratería, si no los post serían interminables. Pero me alegro de que nombres esa parte de la historia , como ejemplo de un grupo casi obligado a proscribirse, por orden del rey.

    1. Esas son dos de las razones, la superstición y la testosterona. Pero hay una tercera, y es la consideración del sexo femenino como inferior entre las gentes de la mar de "aquellos tiempos". Te lo digo por experiencia, ya que es mi profesión, y aunque los tiempos han cambiado, ciertas costumbres no. De todas maneras, hubo grandes mujeres piratas, como Mary Red. No sé si eso es bueno o es malo, la verdad.

      Gracias por pasarte por aquí. Bienvenido a tu casa.

  3. Sí que las hubo seguro, como tu bien dices, pero fueron la excepción. La verdad es que nunca he profundizado mucho en el mundo femenino de la piratería, con las pistas que me das prometo hacerlo. Creo recordar que Anne Bonny y Mary Red eran colegas de abordajes ¿No? Lo miraré.
    Gracias por pasarte por aquí, Jos.

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