Lo prometido es deuda, así que aquí estoy, lanzada a la aventura de las recetas de Ioanna, cocinera a quien no tengo el gusto de conocer personalmente, pero a la que poco a poco voy apreciando gracias a los apuntes que me envía Rodi, mi contacto culinario. Y como ya dije, abriré una pestaña de recetas donde se irán recogiendo estas pequeñas piezas de sabiduría gastronómica adobadas
con comentarios y canciones. Estas recetas se publican en griego todos los jueves en el periódico Αιχμη.
La gastronomía griega, esencialmente mediterránea, está basada en los productos más inmediatos de la tierra y el mar, pero es palpable que convive con fogones de corte oriental. En las mesas griegas se aprecia la influencia de sus vecinos de uno y otro lado, principalmente los turcos, una de las grandes cocinas del mundo; y no nos podemos olvidar de los italianos. Pero como siempre, sin saber si fue antes el huevo o la gallina y como en el caso de la música, posiblemente la sencillez de los platos griegos también contaminó a las especies y fantasías que venían de oriente o a los legionarios y cruzados que asomaban por occidente.
Los refugiados griegos expulsados de Turquía después de 1921, tras la guerra de Asia Menor, llevaban en la maleta su cultura, pero fundamentalmente su música y sus gustos. Las tonadillas populares se enriquecieron con las notas e instrumentos traídos de Esmirna y Estambul y dieron lugar a uno de los estilos musicales más interesantes de la Europa moderna: la rebetika. De la misma forma la cocina se fue alterando por las tradiciones de esos refugiados, venidos de ciudades sibaritas, donde el buen hacer culinario era una faceta esencial de la vida. Recomiendo a todo aquel que no la haya visto, la película “Un toque de canela”, de la que pongo un trocito de su preciosa banda sonora. Ilustra muy bien lo que quiero decir. El protagonista, un cocinero griego criado y refinado en Estambul relata con humor la primera vez que le sirvieron un plato en Grecia, recién llegado en su exilio forzoso desde la ciudad que nunca olvidaría: “Tenía la impresión de que habían salido corriendo de la cocina antes de acabar”.
Hola Anuska, ¡Ya empezamos con el libro de recetas!
Qué bonito lo que trascribes sobre los fogones y la cocina, que palabras sabias. Peor lo de leer la Odisea y la Ilíada en griego clásico, si de eso depende yo no paso de la tortilla francesa.
Una pregunta: Ya que los dátiles de mar no se consiguen en España… ¿Se podrían cambiar por almejas?
Un beso gordo
Viriato
Pues si no te lees la Odisea en griego clásico no te saldrá bien la receta. Es broma.
Con almejas sería a le vongole, pero yo creo que los dioses te perdonarán.
Muacs
Tu blog es un regalo para los sentidos Ana.
Gracias.